Melilla se enfrenta a una crisis habitacional sin precedentes. El precio del alquiler ha experimentado un aumento histórico del 37,6% en 2024, según datos recientes, lo que convierte a la ciudad autónoma en una de las zonas más afectadas por la escalada de precios en España. A este problema se suma la escasez de vivienda social, que deja a numerosos melillenses sin opciones asequibles para acceder a una vivienda digna.
Según el último informe del Observatorio de Vivienda y Suelo, en España el parque de vivienda social representa apenas el 1,72% del total de hogares, una cifra que se encuentra muy por debajo de la media europea, situada en el 8%. Países como los Países Bajos (29%), Austria (24%), Dinamarca (20%) y Francia (17%) ofrecen una cobertura mucho mayor de vivienda social, lo que evidencia la falta de inversión y planificación en el contexto español.
En el caso específico de Melilla, la situación es aún más alarmante. Solo el 5,3% de las viviendas construidas entre 2011 y 2020 fueron viviendas protegidas, y desde 2021 no se ha registrado la construcción de nuevas viviendas sociales. Esto coloca a la ciudad en una posición crítica, ya que la falta de oferta agrava el aumento descontrolado de los precios de alquiler.
Presión creciente sobre los inquilinos
El aumento del precio de los alquileres en Melilla se ha convertido en una de las principales preocupaciones para sus habitantes. Según un análisis reciente de El Faro de Melilla, alquilar una vivienda en la ciudad puede costar entre 700 y 900 euros mensuales, lo que representa entre un 45% y 55% del salario medio neto de la población activa.
Los barrios más afectados por la subida de precios son el Centro, donde las rentas mensuales superan los 1.000 euros para pisos de dos o tres habitaciones. Le siguen Hipódromo y Tiro Nacional, zonas tradicionalmente más accesibles, donde los precios ahora oscilan entre 600 y 800 euros. Y en tercer lugar se sitúa la zona norte (Reina Regente y Cabrerizas), aunque históricamente ha sido más asequible, los precios actuales se sitúan entre 500 y 700 euros.
El incremento afecta tanto a nuevos inquilinos como a quienes buscan renovar contratos, que se enfrentan a subidas del alquiler de hasta un 25% con respecto al contrato anterior. Además, el número de viviendas disponibles en el mercado se ha reducido en un 18% en el último año, según los datos de las agencias inmobiliarias locales.
Los salarios no acompañan
La subida del alquiler no está en consonancia con los salarios en Melilla. Mientras que el precio medio del alquiler ha subido un 37,6% en el último año, el aumento salarial medio apenas ha sido del 2,5% en el mismo periodo. El salario medio neto en la ciudad se sitúa actualmente en 1.200 euros mensuales, lo que significa que una familia debería destinar más del 40% de sus ingresos al pago de un alquiler básico, muy por encima del 30% que recomienda la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para una vivienda asequible.
Este desajuste entre ingresos y costes de alquiler genera un fenómeno conocido como "sobreendeudamiento habitacional", donde los hogares deben recurrir a créditos o reducir otros gastos básicos para poder mantener su vivienda.
Los datos del Observatorio de Vivienda y Suelo muestran que Melilla apenas cuenta con 3.158 viviendas sociales construidas entre 1981 y 2023, una cifra que no ha aumentado en los últimos tres años. La falta de nuevos proyectos, junto con una demanda creciente, ha provocado una saturación del mercado inmobiliario, donde la escasa oferta de viviendas sociales se encuentra completamente desbordada.
El acceso a las viviendas de protección oficial (VPO) se ha visto dificultado por la falta de nuevas promociones y por la ausencia de un plan estratégico que incentive la construcción de viviendas protegidas. Las listas de espera para acceder a una vivienda social superan los 18 meses, con una demanda que aumenta a un ritmo del 10% anual.
Un mercado al límite
La situación actual en Melilla refleja un mercado inmobiliario profundamente desbalanceado, donde la falta de vivienda social y la subida de los precios del alquiler están asfixiando a la población más vulnerable. La oferta es insuficiente y las políticas públicas, hasta el momento, no han sido capaces de frenar el alza de los precios ni de fomentar un desarrollo sostenible del parque inmobiliario.
Si no se toman medidas urgentes, como liberar suelo para nuevas construcciones o establecer límites al incremento de los precios del alquiler, la crisis habitacional en Melilla podría agravarse en los próximos años, dejando a muchas familias sin acceso a un derecho básico consagrado en la Constitución Española: el derecho a una vivienda digna y adecuada.