El repunte del número de melillenses que tienen covid con una incidencia acumulada en la ciudad que roza los 400 casos, ha hecho que de nuevo se dispare la venta de test de antígenos en las farmacias. Decimos que se dispara de nuevo porque una situación más o menos similar ya se vivió a finales del año pasado, coincidiendo con las vacaciones de Navidad y las celebraciones familiares. Sin embargo, la diferencia ahora es que en muchos casos los test no se están comprando para estar seguros de no tener el virus antes de acudir a una reunión, sino por tener ya síntomas o haber estado en contacto con un positivo.
“Veníamos viendo un ligero incremento en la venta de test desde febrero pero ahora ha aumentado muchísimo más”, explica Fatima Boulahtouf, de la farmacia Rosso, en el barrio del Real. Esta impresión coincide con lo señalado desde una conocida farmacia del centro de la ciudad, donde indican que en un solo día están vendiendo unos 25 test de antígenos, mientras que en la farmacia Triana, en General Polavieja, suben esta cantidad y cifran en unos 200 los test dispensados en tan solo una semana.
“Compramos mucha cantidad en Navidad y Reyes. Entonces vendíamos todo lo que nos llegaba. Después, las cifras de contagios bajaron en picado e incluso pensamos que los test nos podían caducar o nos iban a sobrar. Pero es que ahora nos están volviendo a pedir muchos, aunque no llegamos a las cifras de final de año”, explica Felipe, de la farmacia Triana. “En febrero y marzo no se vendían mucho pero ahora, otra vez se venden continuamente. Además, vemos que hay más positivos, está claro que han aumentado, solo con ver las recetas que nos traen y lo que nos están pidiendo. Es para pasar el covid”, aseguran desde otra farmacia.
No hay desabastecimiento
Ahora no se puede hablar de desabastecimiento, como ocurrió en algunos momentos durante el pasado mes de diciembre, pero sí que es cierto que estos días en las farmacias pueden faltar test de antígenos de un tipo o de otro. A veces no es posible elegir. Por ejemplo, Fatima Boulahtouf comenta que recientemente les han llegado a faltar test de los de saliva, mientras que sí que tenían nasales y nasofaríngeos. “No hay unos test específicos para niños pero para ellos se suelen llevar más los de saliva porque resulta más cómodo hacérselo”, señala. Por el contrario, en una tercera farmacia ven que su clientela demanda más los test nasales, al pensar que son más fiables. Incluso recientemente han llegado a agotarse durante unos días.
En las tres farmacias consultadas coinciden en que ahora las personas que van a por un test lo hacen porque sospechan que pueden tener el virus o han estado en contacto con una persona que se ha contagiado. “En estos momentos vemos que vienen con síntomas, tienen tos, mocos… y no saben si es un resfriado u otra cosa. También piensan que puede ser una alergia, que es algo propio de estos meses de primavera. Y quieren descartar que sea covid. Además de que estamos también en la época de las Comuniones, por lo que la gente se junta más y desean estar seguros”, comentan desde la farmacia del centro. “La gente quiere saber si lo tiene. Por ejemplo, han estado cinco personas juntas en un lugar y luego ha dado uno positivo. Así que se hacen un test para descartar. En Navidad era más para prevenir”, indican desde la farmacia Triana.
Sin bajas automáticas
Desde mediados de enero el precio de los test de antígenos está fijado en 2,94 euros. Atrás quedan las cifras más elevadas que hemos podido llegar a pagar por uno de estos test o la diferencia de precio anterior entre los test de saliva y los nasales o entre una farmacia y otra.
Y atrás han quedado también las bajas médicas automáticas por estar contagiado o los aislamientos o cuarentenas por contacto estrecho con un positivo.
De ahí, según indican los farmacéuticos consultados, el test sirve en estos casos para confirmar los positivos y que, llegado el caso, estas personas puedan ir a su Centro de Salud y tramitar si hiciera falta su baja laboral.
Igualmente, las cuarentenas ya no son obligatorias en positivos asintomáticos y en casos leves. Es decir, que en estos casos las personas positivas pero que no revisten gravedad siguen acudiendo a su puesto de trabajo, guardando siempre las debidas precauciones. Sobre todo, portando una mascarilla. Y ahora ya no se hacen PCR en todos los casos sospechosos y ha dejado de ser una enfermedad de declaración obligatoria. Solo se realizan PCRs si se trata de sintomáticos graves, personal sanitario y población considerada de riesgo: mayores de 60 años, personas inmunodeprimidas y embarazadas.
“En términos generales, los que tienen síntomas están concienciados y saben lo que tienen que hacer”, aseguran desde la farmacia Rosso.