Comprar un sobre, un sello y enviar una carta postal parece algo del pasado, pero lo cierto es que se sigue haciendo en Melilla.
Según fuentes de la plantilla de Correos, en la ciudad quedan una decena de buzones amarillos en los que depositar la correspondencia tradicional ya sea con destino a la península o internacional. Desde la empresa pública precisan que son 9 cilíndricos amarillos.
"Unos se usan más que otros, pero siempre hay correspondencia en ellos y se recogen todos los días", explicó este miércoles un cartero a El Faro.
En cambio, tenemos el doble de buzones azules: son 20 en toda Melilla, según han confirmado a este diario desde Correos.
Además, hay que añadir otros dos buzones de boca de recogida, aclaran desde la empresa.
Los buzones azules son de uso exclusivo para los repartidores de Correos. Los amarillos son para que el ciudadano deposite las cartas en él, a través de las ranuras que tiene. En cambio el buzón azul es el último lugar por el que pasa una carta antes de ser entregada.
Por eso se le llama técnicamente "buzón de alcance" y a diferencia del buzón amarillo, carece de ranuras para introducir cartas.
Eso significa que son de uso exclusivo de los carteros. En él, los repartidores de Correos guardan las cartas que tienen que distribuir en su zona.
Son una especie de casilleros con los que cuentan los trabajadores de Correos para aligerar la carga que llevan en su jornada de trabajo. Normalmente están en un punto accesible de la ruta que tienen que hacer a diario.
"Son de uso exclusivo de nuestros carteros y carteras y sirven para que vayan recargando el carrito de cartas y paquetes durante el reparto", explica Correos en su cuenta de Twitter.
El buzón que acompaña a esta foto, por ejemplo, está en el parque del barrio del Tesorillo, de Melilla, y es uno de los 20 que hay distribuidos por toda la ciudad.