En Melilla, las familias con hijos con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y otras discapacidades afrontan una situación límite. La falta de medidas de conciliación laboral y familiar adaptadas a las necesidades educativas especiales está generando una sobrecarga insostenible, según ha denunciado Susana Morillo, presidenta de la Asociación TEAMA
“Conciliar la vida laboral y familiar para un padre o madre con un hijo con discapacidad en esta ciudad es prácticamente imposible”, explica Morillo. Aunque la Consejería de Educación ha impulsado algunas aulas de conciliación, estas no están preparadas para atender a menores con necesidades educativas especiales. “No hay recursos adaptados, ni profesionales especializados. Estos niños requieren atención constante, individualizada y especializada, y no se está ofreciendo”, denuncia.
Aulas específicas e inclusivas: una necesidad urgente
Desde TEAMA, la petición es clara: hace falta la creación de aulas de conciliación específicas para alumnado con necesidades educativas especiales, pero integradoras. Morillo subraya que “lo ideal sería que fueran aulas inclusivas, donde convivan niños con y sin discapacidad, siempre que existan los apoyos necesarios para garantizar una atención adecuada”.
En casos extremos, como los de niños con una discapacidad psíquica o física severa, sí serían necesarias aulas específicas, pero adaptadas con todos los recursos necesarios. “Estamos hablando de grandes dependientes que requieren un cuidado muy especializado. No se trata sólo de tener un espacio físico, sino de dotarlo de medios y personal cualificado”, añade.
Cuidar sigue siendo una tarea femenina
Otro de los aspectos destacados por Susana Morillo es la carga que asumen mayoritariamente las mujeres en el cuidado de hijos con discapacidad. “Las estadísticas son claras: el 85% de las excedencias laborales para cuidado las piden mujeres. El 83% de los cuidadores de personas con discapacidad son madres”, explica, citando datos de la Seguridad Social y del Instituto Nacional de Estadística.
“Queremos avanzar hacia una sociedad más igualitaria, pero seguimos relegando los cuidados a las mujeres. Hay una feminización evidente del cuidado que tiene que abordarse con políticas públicas reales y valientes”, reivindica.
Sin centros ni alternativas
El problema no acaba cuando los menores terminan su etapa escolar. En Melilla, no existen centros de día, centros ocupacionales ni formación adaptada para los jóvenes con discapacidad que no pueden seguir un itinerario académico convencional.
“Muchos de nuestros chicos están en casa sin atención, sin rutinas, sin acompañamiento. Lo que hemos conseguido durante años de trabajo se viene abajo. Hay retrocesos en su desarrollo, problemas de salud mental, conductas agresivas. Es una involución total”, lamenta Morillo.
El único Centro de Educación Especial actual no puede absorber toda la demanda, y mientras el nuevo centro proyectado no se construya (cuyo plazo mínimo es de tres años), las familias quedan en un limbo sin respuesta. “Necesitamos alternativas ahora. Centros de día, talleres ocupacionales, actividades de autonomía y programas que permitan a quienes pueden formarse insertarse en la sociedad con apoyos”, propone.
Vacaciones sin soluciones
Los periodos vacacionales, como verano, Semana Santa o Navidad, se convierten en un auténtico calvario para estas familias. “Muchos padres tienen que trabajar y no tienen con quién dejar a sus hijos. Algunos recurren a empleadas del hogar o familiares, pero no están preparados. Hace falta personal cualificado, y no todas las familias pueden permitírselo”, alerta la presidenta de TEAMA.
Este año, por primera vez en doce años, el tradicional campamento de verano podría no realizarse por falta de fondos. “Estamos intentando conseguir apoyo de entidades y buscar financiación, pero la situación judicial que atravesamos lo complica todo. Aun así, haré todo lo posible para mantenerlo”, asegura.
Urge reformar la ley
Otro punto clave que plantea Susana Morillo es la necesidad de revisar el marco legal que limita las ayudas por cuidado de hijos a los 18 años. “La ley se basa en la edad cronológica, pero en discapacidad eso no tiene sentido. Puedes tener un hijo de 18 años con una edad funcional de 3. Necesitamos una legislación que tenga en cuenta la realidad de las personas con discapacidad”, argumenta.
Para TEAMA, esta reforma legal debe ser una prioridad en el Congreso. “No se puede recortar una nómina ni excluir de ayudas a una familia porque su hijo tenga más de 18 años si sigue siendo totalmente dependiente. Es una cuestión de justicia y dignidad”, asegura.
En definitiva, Melilla es la ciudad española con la mayor tasa de discapacidad, con un 12% de su población afectada. “Esto debería ser suficiente para que las autoridades actúen con urgencia. No estamos hablando de un caso aislado, sino de una parte importante de la ciudadanía que está completamente desamparada”, denuncia Morillo.
Mientras las soluciones estructurales no llegan, desde TEAMA se multiplican los esfuerzos para cubrir esas carencias, aunque cada vez con menos medios. “Tenemos que ser capaces de dar una respuesta rápida, humana y eficaz. Lo que está en juego es la calidad de vida de estas personas y el bienestar de sus familias. No podemos seguir esperando”, concluye.
Concentración
Cabe destacar que la Asociación TEAMA ha organizado una concentración que tendrá lugar el próximo 27 de mayo de 10 a 11.30 horas en la Inspección de Trabajo (C/ Márques de Montemar n° 3) en la que se pretende dar visibilidad al maltrato institucional que va a sufrir la infancia más vulnerable de nuestra ciudad, especialmente los niños y jóvenes con discapacidad, Autismo u otros Trastornos del Desarrollo