Un funcionario de la prisión de Melilla denuncia que perdió 300 euros del complemento de productividad de su sueldo tras pasar dos meses y medio de baja laboral tras ser agredido por un interno del módulo de penados mientras estaba de servicio en el centro penitenciario local.
Se llama Luis Alberto Pérez, lleva diez años destinado en la prisión de Melilla y en noviembre de 2021 tuvo que pedirse una baja tras ser agredido por un interno al que tuvo que reducir durante su jornada laboral al encontrarlo "en estado de agitación y agresividad".
"A primeros de noviembre tuve una agresión por parte de un interno, teniendo que darme de baja por accidente laboral. Esta baja que es una contingencia profesional me la han tramitado como contingencia común descontándome con ello la productividad mensual que me corresponde, más días de compensación de festivos", se queja el funcionario.
De la agresión, Pérez salió con contusiones varias en la ceja izquierda, el cuello y un oído y con arañazos de diversa consideración en el pecho, más el impacto psicológico de saber que además de estar expuesto en primera línea a contagios de covid, le había tocado una de las agresiones a funcionarios denunciadas el año pasado por los sindicatos de prisiones en la ciudad.
Los responsables de la cárcel de Melilla entendieron que lo de Luis Alberto Pérez no era una baja laboral sino por enfermedad común por lo que el trabajador perdió unos 300 euros de productividad de su sueldo al pasar dos meses y medio fuera de servicio.
El incidente lo ha hecho público la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP) en medio de la recogida de firmas de los sindicatos Acaip y CSIF pidiendo la dimisión del director de la prisión de Melilla, Francisco Rebollo, por no haber solicitado a Instituciones penitenciarias los 12.000 euros correspondientes al pago de la productividad especial de 2021.
Rebollo no quiso abonar la productividad a ningún empleado del centro penitenciario local para evitar conflictos, según explicó a El Faro, pero los funcionarios piden que dimita porque él sí la cobró.
Aunque el director de la prisión asegura que este año buscará un acercamiento con los sindicatos para que la cárcel de Melilla no vuelva a ser la única de España que no pagó el año pasado la productividad a sus funcionarios, los sindicatos creen que ha llegado la hora de que dimita o lo cesen.
En medio de este conflicto, el sindicato APFP saca a relucir el tema de Luis Alberto Pérez, que no sólo se ha quedado sin productividad sino que tampoco consiguió, según su testimonio, que el director de la prisión respetara el plan de conciliación y accediera a aprobarle un cambio de turno tras ser padre. Al estar casado con una funcionaria, el trabajador pedía flexibilidad para turnarse con su esposa en el cuidado de su hija, pero no consiguió el apoyo de la dirección de la cárcel.
Ese conflicto fue a más tras la agresión que sufrió Pérez el 2 de noviembre de 2021, a las 16:40 horas, cuando el funcionario, en labores de vigilancia en la zona de penados, tuvo que reducir durante su jornada laboral a un interno y tras ser atendido por los servicios médicos de la cárcel, pasó una revisión en la clínica Rusadir de Melilla y pidió la baja.
Aunque reclamó que su baja se tramitara por enfermedad común y no como una baja laboral, pese a que había denuncia interpuesta y había sido entrevistado por el forense, Pérez perdió el dinero correspondiente al complemento de productividad.
Por eso él pide el cese del director. "Este tipo de productividad me corresponde por asistir al trabajo cuando no faltas. No como la productividad especial de 2021 que están reclamando todos los funcionarios y que el director la asigna a quien quiere. Está perjudicando a los funcionarios con sus nefastas actuaciones. Tiene que estar al tanto de todos los papeles que firma. Es su trabajo y su responsabilidad", aclara Pérez.