Ayer llegó otro crucero a Melilla. En este caso, en el barco Amera, viajaban algo más de 700 pasajeros, la mayoría de ellos alemanes, que, procedentes de Tánger, zarparon por la tarde rumbo a la ciudad murciana de Cartagena.
Quedan todavía otros cinco cruceros por llegar antes de fin de año y así la Ciudad Autónoma suma y sigue en su empeño por fomentar el turismo en Melilla.
Además, en este caso, resulta significativo que había dos periodistas alemanes que se bajaron para hacer sendos reportajes sobre Melilla en colaboración con Turespaña a través de la Oficina de Turismo en Munich para sus respectivos medios de comunicación. Uno de ellos, Michael Wolf, trabaja para una prestigiosa revista de cruceros.
Todo esto no hace sino dar impulso a la idea del Gobierno local de fomentar el turismo dando a conocer la ciudad tanto a través de los más afamados foros turísticos a nivel mundial como este año ha hecho en varias ocasiones -las últimas veces en el South Summit 2025 en Melilla y en el SBC Summit Lisboa- como en este caso, aunque sea de manera indirecta, con publicaciones en medios extranjeros que den a conocer la ciudad a millones de personas que aún no han tenido la oportunidad de visitarla.
Y, aunque pudieran haber parecido descabelladas las declaraciones del consejero de Turismo, Miguel Marín, de hace dos semanas diciendo que preveía cientos de miles de visitantes a la ciudad a partir de 2027, quizás acaben no siéndolo tanto.
El turismo conlleva riqueza, porque los turistas dejan su dinero en los lugares a los que viajan, y de ello se están beneficiando los comerciantes de la ciudad, especialmente quienes tienen sus establecimientos en el centro, que es la zona por la que más transitan los visitantes a cualquier lugar.
Si a ello se le suman las inversiones en la Universidad de Granada, con las nuevas titulaciones para atraer a mayor número de estudiantes, y la apuesta por las nuevas tecnologías -últimamente varias empresas han anunciado su próxima venida a la ciudad autónoma-, podemos estar ante el momento en que Melilla comience a recuperar, aunque sea poco a poco, su vitalidad y esplendor perdidos.








