La XIII Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y Marruecos, celebrada este jueves 4 de diciembre en el Palacio de La Moncloa, ha puesto de manifiesto la sintonía institucional entre ambos gobiernos, pero también ha evidenciado una preocupante falta de transparencia informativa, divisiones internas en el Ejecutivo español y el silenciamiento del debate público sobre el conflicto del Sáhara Occidental.
Pedro Sánchez y su homólogo marroquí, Aziz Ajanuch, presidieron el encuentro bilateral que culminó con la firma de 14 acuerdos de cooperación en materias diversas como migración, sostenibilidad agrícola, educación, modernización de administraciones públicas y preparación para el Mundial de Fútbol 2030, que España, Marruecos y Portugal organizarán conjuntamente. Sin embargo, el contenido de los acuerdos fue difundido únicamente mediante una nota de prensa, sin posibilidad de preguntas de los medios ni comparecencia pública de los dos jefes de Gobierno.
Esta decisión ha sido duramente cuestionada por las principales organizaciones de periodistas. La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) lamentó la “opacidad” informativa de la cumbre, mientras que la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) criticó que se trate a los periodistas como “meros espectadores de un acto de gran trascendencia”.
Uno de los puntos centrales de la RAN fue la reiteración del apoyo de España al plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental, postura asumida por el Ejecutivo de Sánchez desde 2022 y que ha sido avalada recientemente por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, la cual considera que “una autonomía genuina podría representar el resultado más factible” para este territorio en disputa. En la declaración conjunta, entregada por escrito a los medios de comunicación, España expresó además su satisfacción por esa resolución y reafirmó su respaldo a la posición marroquí.
Sin embargo, este enfoque no es compartido por todos los actores políticos del país. La vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, hizo público durante la propia jornada de la cumbre un vídeo en redes sociales en el que leyó un poema del escritor saharaui Liman Boisha y expresó tajantemente: “No vamos a ceder un centímetro de tierra saharaui. Hoy y siempre, viva el Sáhara libre”.
Ningún ministro de Sumar participó en la cumbre, subrayando así la fractura entre los socios de coalición y su malestar con el giro diplomático protagonizado por Sánchez en 2022.
La ausencia de voces discrepantes en el acto oficial fue llamativa, especialmente dado el contexto político interno y el peso del conflicto del Sáhara en la agenda exterior. A pesar de que participaron seis ministros, todos ellos del ala socialista del Gobierno, las cuestiones sensibles como la situación en las fronteras de Ceuta y Melilla, o el funcionamiento de las aduanas, apenas fueron abordadas de forma pública.
En este sentido, el antecedente inmediato lo aportó el Partido Popular de Melilla, que antes había denunciado que los compromisos alcanzados en anteriores reuniones de alto nivel con Marruecos habían quedado en “papel mojado”. Los populares melillenses se quejan de la falta de avances reales en cuestiones que afectan directamente a la ciudad autónoma, como la aduana comercial, cerrada desde 2018, y la reactivación económica de la frontera. Esta frustración se ve agravada por la falta de transparencia sobre los resultados concretos de los acuerdos firmados, que en anteriores ocasiones no se han traducido en beneficios palpables para la ciudadanía.
Durante la jornada, Sánchez también destacó la “cooperación ejemplar y leal” de Marruecos en la lucha contra la inmigración irregular, el fraude documental y la trata de personas. Ambos países reafirmaron su voluntad de reforzar la cooperación migratoria integral, al tiempo que elogiaron la contribución de los inmigrantes a las sociedades de acogida.
El Ejecutivo español subrayó igualmente la importancia de las reformas impulsadas por el rey Mohamed VI y la “dinámica de apertura, progreso y modernidad” de Marruecos. En materia de cooperación aduanera, ambos gobiernos celebraron la aplicación del acuerdo de 2022 y se comprometieron a seguir profundizando en la colaboración entre administraciones.
Pese al lenguaje positivo de la declaración conjunta, la ausencia de una rendición de cuentas ante la prensa, la falta de pluralidad política en la representación española y el tratamiento superficial del conflicto del Sáhara han empañado el desarrollo de una cumbre que, lejos de ofrecer claridad y consenso, ha dejado entrever las tensiones internas del Gobierno, la insatisfacción de sectores locales y un malestar creciente entre los profesionales de la información.








