¿Cuál es el único denominador común de todos los melillenses? Su españolidad. Ese es el nexo de unión al que todos los ciudadanos deben acogerse como seña de identidad como pueblo de Melilla. Nadie va a cuestionar nunca la diversidad social que caracteriza a la ciudad, su rico patrimonio intercultural pero lo que jamás debe caer en el olvido es que la soberanía española es la que nos da el sentido como población democrática, la que nos configura como sujetos de derecho y la que nos vincula directamente a un Estado regido por una Constitución que nos hace iguales.
Es muy importante no perder jamás de vista el concepto de la españolidad como el que une a todos los melillenses y que es independiente de cualquier creencia religiosa, todas ellas muy dignas y respetables, ante las que no acabe otra actitud que la tolerancia. Por eso es crucial que los ciudadanos de Melilla actúen como un solo individuo atendiendo a su fundamento español, dejando de lado el nombre del Dios a quien cada uno reza porque, en definitiva, eso forma parte de la propia intimidad de la persona. Una cosa es el Estado y otra muy distinta la religión.
Otra cosa es que los poderes públicos (en este caso, la Ciudad Autónoma) apoyen las celebraciones públicas de base religiosa, como la Navidad, el Ramadán, los rezos colectivos y la Semana Santa, fundamentalmente, en lo que es su expresión en la calle. Que haya luces festivas, un rezo de miles de personas en la Plaza Multifuncional, un Belén o pasos procesionando por la Avenida principal es una muestra de respeto a la interculturalidad, pero en ningún caso puede hacer que perdamos de vista eso que todos compartimos y que es nuestra pertenencia a España.
Lo decía el presidente Imbroda en el Iftar celebrado la tarde del pasado miércoles en el Hotel Melilla Puerto y al que asistieron alrededor de 400 personas. "Hemos comprendido que es la ruta que hay que seguir", dijo en referencia a la necesidad de que los melillenses sean un solo pueblo unido "por encima de cualquier contingencia particular y que la política no se mezcle con la religión".
Reconoció el líder del Gobierno de la Ciudad Autónoma que conseguir ese objetivo no es tarea fácil, como lo ha venido demostrando durante tiempo atrás el hecho de que ese iftar institucional se viera de alguna forma boicoteado para que no asistieran los representantes de la comunidad que debía disfrutarlo.
Es conveniente y oportuno pronunciar, las sabias palabras, que se expresan en el presente artículo, para que nadie pierda, la línea a seguir, raíz de nuestra convivencia y forma de ser, así como espejo para el resto de los mortales.