El equipo femenino de esports Melilla Titans se enfrenta a uno de los desafíos más importantes de su trayectoria: competir en un torneo europeo de gran nivel. Detrás de esta aventura hay semanas de intenso trabajo, compañerismo y determinación. Su capitana, Mónica Oves, asegura que el grupo está preparado para darlo todo: "Hemos creado cuatro horas más o menos diarias de entrenamiento y la verdad que ha sido difícil, pero hemos conseguido crear un grupo en el que todas tenemos un mismo objetivo y se nota un montón".
El camino no ha sido fácil, pero sí lleno de convicción. Oves confiesa que desde que lograron consolidar el equipo actual, sabían que podían llegar lejos. "La verdad que sí me esperaba. Vi las ganas que tenían todas las chicas y vi su nivel", explica, convencida del potencial de sus compañeras.
Una rutina de esfuerzo y estrategia
En su preparación para el torneo, el equipo ha intensificado los entrenamientos, ajustando tácticas y analizando a fondo sus errores. "Le hemos empezado a meter más horas, hemos mirado partidas, hemos hecho un montón de esfuerzo y al final es eso: horas y dedicación", señala la capitana del equipo.
Las sesiones comienzan con calentamientos en grupo, seguidos de entrenamientos específicos por mapas y análisis de partidas anteriores, buscando corregir fallos y perfeccionar estrategias.
La organización dentro del equipo y la sintonía entre las jugadoras son pilares clave para afrontar con garantías este tipo de competición. "Hay días que vemos partidas repetidas, analizamos todo juntas y eso nos ayuda a mejorar. Estamos muy conectadas", explica.
El orgullo de representar a Melilla
Para Mónica Oves, llevar el nombre de Melilla a una competición internacional es un motivo de orgullo: "Estamos muy contentas porque encima nos están tratando genial en la ciudad, así que es un honor representar a Melilla". El respaldo institucional y ciudadano ha sido, asegura, fundamental para mantener la motivación del equipo en todo momento.
En cuanto a los rivales, la capitana reconoce que no será fácil: "Son rivales difíciles, el nivel europeo ha subido bastante, pero estamos tranquilas. Vemos el grupo bastante factible y estamos preparadas para todo". La confianza que transmite no nace de la soberbia, sino del trabajo constante, la unión del equipo y la claridad de los objetivos.
Una pasión que viene de lejos
Mónica descubrió su amor por los videojuegos desde niña, influenciada por su hermano mayor. "Desde chiquitilla me han gustado los videojuegos. Luego conocí amigos que jugaban y me animaron a competir. Me dijeron: '¿Eres buena? ¿Por qué no te apuntas?' y dije: 'Bueno, vale'".
Ese pequeño empujón fue el comienzo de una trayectoria que ahora la lleva a competir en un torneo europeo representando a su ciudad. Pero no todo ha sido fácil. "Lo más difícil han sido los días en los que se hace más cuesta arriba, en los que cuesta mantener la constancia, pero al final es eso: mantener y mantener" confiesa con sinceridad.
Una historia que inspira
Más allá de los resultados deportivos, el ejemplo de Melilla Titans refleja el crecimiento de los esports femeninos y la importancia del trabajo en equipo, la disciplina y la pasión por lo que se hace.
"Estoy súper contenta, y quiero dar muchísimas gracias a la ciudad y a toda la gente que nos ha traído aquí. Gracias por todo", concluye Mónica visiblemente emocionada por la oportunidad que están viviendo.
Su historia es también la historia de muchas jóvenes que encuentran en los videojuegos una forma de expresión, de crecimiento y de conexión con otras personas. Lo que empezó como una afición de la infancia, hoy se ha convertido en un proyecto serio, sólido y lleno de futuro. Y aunque el camino esté lleno de retos, Mónica y sus compañeras tienen claro que lo más importante es disfrutar del viaje, crecer como equipo y seguir demostrando que, con esfuerzo y compromiso, todo es posible.