La ciudad autónoma de Melilla se ha convertido en una vía alternativa para quienes buscan iniciar el procedimiento de protección internacional en España. Mientras que en buena parte de la península resulta prácticamente imposible conseguir una cita previa para presentar una solicitud de asilo, en Melilla todavía es posible, lo que ha llevado a muchas personas migrantes a desplazarse hasta esta frontera del sur de Europa para poder acceder a este derecho reconocido.
Melilla dispone desde hace años de una oficina de asilo en el paso fronterizo de Beni Enzar, donde se puede realizar la solicitud presencial. Esta singularidad, sumada a la saturación del sistema en otras partes del territorio nacional, ha transformado a la ciudad en lo que algunos abogados especializados han calificado como un “agujero” en el sistema, una vía de acceso que se mantiene abierta mientras en el resto del país se dificulta progresivamente.
Buena parte de las personas que llegan a Melilla con la intención de pedir protección internacional proceden de países sudamericanos como Venezuela, Colombia o Perú, entre otros. Muchas de ellas se han topado con la imposibilidad de conseguir cita en ciudades como Madrid, Málaga o Valencia, lo que les lleva a cruzar el Estrecho para intentarlo desde la ciudad autónoma, donde aún es viable iniciar el trámite.
Ante esta situación, el Ministerio del Interior ha anunciado que trabaja en la implantación de un sistema online de solicitud de cita previa en Melilla, tal como ya ocurre en otros lugares como Madrid, Barcelona o Tenerife. La medida tiene como objetivo agilizar los trámites, evitar el colapso del sistema y ofrecer mayores garantías de acceso. Sin embargo, todavía no hay una fecha concreta para su puesta en marcha, ya que aún se están resolviendo aspectos técnicos.
Actualmente, el sistema de citas presenciales en Melilla permite que quienes no encuentran turno en otros puntos del país se trasladen hasta la ciudad para iniciar allí su expediente. Esto ha provocado un aumento considerable de solicitantes en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde ya se rozan los límites de su capacidad. A ello se suma la dificultad para atender adecuadamente a quienes llegan, debido a la falta de intérpretes en algunos idiomas poco comunes, como el bambara, hablado en Mali. Esta carencia ha provocado que personas lleven meses esperando poder formalizar su petición por no contar con alguien que pueda traducir sus declaraciones.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, visitó recientemente la ciudad y confirmó que se está trabajando para ofrecer herramientas más eficaces de gestión. En esa línea, reconoció también que el sistema actual ha sido blanco de redes fraudulentas que utilizaban bots informáticos para acaparar las citas disponibles, especialmente en la península, con el objetivo de venderlas posteriormente. Esta práctica ha sido denunciada por organizaciones no gubernamentales y abogados expertos en extranjería, que llevan meses alertando de que la falta de citas afecta directamente al derecho a la protección internacional.
En Melilla, la situación es distinta, aunque no por ello exenta de tensiones. Muchos de los que llegan desde otros puntos de España se encuentran con una ciudad con recursos limitados y una presión constante sobre sus servicios sociales. A pesar de ello, sigue siendo uno de los pocos lugares donde la solicitud de asilo se puede formalizar en plazos razonables, lo que explica que se haya convertido en una suerte de “puerta trasera” del sistema.
Las organizaciones que trabajan en el terreno insisten en la necesidad de reforzar los servicios de traducción, agilizar los procedimientos y, sobre todo, garantizar que todas las personas puedan acceder al trámite en igualdad de condiciones, vivan donde vivan.








