El Cementerio Municipal de la Purísima Concepción fue escenario en la mañana de este lunes de los actos conmemorativos por el Día de los Difuntos, en los que Melilla rindió homenaje a quienes dejaron una huella imborrable en la historia de la ciudad.
La ceremonia principal estuvo presidida por el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, acompañado por todos los miembros de la Asamblea, representantes de la Delegación del Gobierno y, por integrantes de otros partidos políticos, entre ellos Coalición por Melilla (CpM) y Vox.
El acto, de carácter solemne, comenzó con la tradicional entrega de coronas de flores en memoria de diversas personalidades y héroes locales. Las ofrendas florales fueron depositadas en distintos puntos del cementerio, cada una con un profundo significado de gratitud y respeto. Entre los homenajeados se encontraron D. Francisco Gil Castro, fallecido en 1982 ahogado mientras intentaba salvar a varios bañistas; D. Rafael Ginel Cañamaque, alcalde de Melilla entre 1979 y 1983; D. Mariano Carralero Tovar, encargado del Cementerio Municipal y fallecido el 21 de marzo de 2023; y D. José Imbroda Domínguez, concejal durante el mismo período municipal de 1979 a 1983.
También se rindió tributo a las víctimas del accidente aéreo de los aviadores ingleses fallecidos el 15 de junio de 1944, a las víctimas de la explosión del Polvorín de Cabrerizas del 26 de septiembre de 1928, a los restos del antiguo cementerio de la ciudad, y a figuras destacadas como D. Julio Bassets, exdiputado en las cortes; José Romero Girado, fallecido en julio de 1978 en accidente laboral; y Dª. Dolores Carmona Román, fallecida en 1988.
Una de las ofrendas más emotiva fue la dedicada a D. José Ramón Joya Lago, guardia civil melillense asesinado por ETA el 12 de diciembre de 1982, cuyo recuerdo sigue vivo en la memoria colectiva de la ciudad. Además, se depositó una corona en el Panteón Militar de los Héroes, símbolo del respeto a todos los que entregaron su vida en defensa de la nación.
Tras todas las ofrendas, el vicario de la Ciudad, Eduardo Resa, dirigió un Padre Nuestro en recuerdo de todos los difuntos, marcado uno de los momentos de mayor recogimiento del acto.
El presidente Juan José Imbroda tomó la palabra para expresar el sentido de continuidad y respeto que representa esta ceremonia. "Bueno, pues este es el acto que todos los años hacemos", comenzó diciendo destacando el valor de la tradición. "Todos los años como saben ustedes, es tradicional que desde la Ciudad Autónoma se viniera al cementerio y se depositaran coronas a personas que habían sido ilustres de Melilla o que habían tenido razones muy específicas, especiales y extraordinarias para que así sea. Y pues esto es una tradición que se conserva año a año y acabamos de cumplirla", señaló.
Imbroda recordó que estas coronas no solo se dirigen a figuras públicas o políticas, sino también a ciudadanos anónimos que demostraron un compromiso excepcional con los demás. “Aquí depositamos coronas a gente muy significada, como por ejemplo al alcalde Cándido Lobera, presidente de la Junta de Árbitros del año 1928, o a los guardias civiles que fueron héroes contra ETA, gracias a los cuales se salvaron muchas vidas. También recordamos a antiguos políticos, a quienes han fallecido recientemente tras servir a la ciudad, o a héroes civiles que, con actos heroicos, salvaron vidas”, dijo.
El presidente insistió en que el acto es un ejercicio de memoria y gratitud: “Es un momento para pensar, un momento para agradecerles a todos lo que han hecho por esta ciudad, porque esta ciudad, al fin y a la postre, es gracias a tantas personas que han luchado por ella, han sufrido y han hecho una gran obra”, concluyó.
Homenaje militar a los caídos
Tras la ceremonia civil, a las 11:30 horas, tuvo lugar en el Panteón de los Héroes el solemne homenaje a los caídos, presidido por el Comandante General de Melilla, general de División Luis Cortés Delgado. A este acto, se unió el diputado de Somos Melilla, Amín Azmani. Organizado por las Fuerzas Armadas, rindió tributo a todos aquellos que entregaron su vida por España y se ha consolidado como una cita tradicional que se celebra cada año en torno al Día de los Difuntos.
Durante la ceremonia, se honró a los héroes conocidos y a los anónimos que reposan en el camposanto melillense, muchos de ellos en los panteones de las unidades de la Comandancia General o en las parcelas militares del Ejército del Aire, la Armada y la Guardia Civil.
El homenaje contó con una destacada participación militar. Tomaron parte la Banda Mixta y la Unidad de Música de la Comandancia General, los guiones del Cuartel General y de las distintas unidades con presencia en Melilla, la Unidad de Servicios de Base Discontinua Teniente Flomesta, y efectivos de la Guardia Civil.
Uno de los momentos más solemnes fue el desfile del Piquete de Honores del Grupo de Regulares de Melilla nº 52, acompañado por los cornetines de órdenes del Regimiento de Caballería Alcántara nº 10, el Regimiento Mixto de Artillería nº 32, el Regimiento de Ingenieros nº 8 y la Guardia Civil.
Un cierre de respeto y unidad
El homenaje concluyó con la colocación de ofrendas florales y responsos en los diferentes enterramientos militares del cementerio, tras lo cual el Comandante General visitó los cementerios hebreo y musulmán, en un gesto que reforzó el carácter inclusivo de la jornada.
Con este acto, Melilla volvió a mostrar su respeto y gratitud hacia todos los que contribuyeron a su historia y a la defensa de España, en una mañana marcada por la solemnidad, la unidad institucional y el recuerdo compartido.







