El Gobierno de la Ciudad Autónoma de Melilla ha exigido este viernes la cesión "inmediata" del pantano de las Adelfas a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), un embalse actualmente en desuso que, según el Ejecutivo melillense, podría haber evitado los recientes y prolongados cortes de agua sufridos por la ciudadanía. La reclamación, repetida en los últimos diez años, ha ganado nuevo impulso tras una reunión técnica en la que el Ejecutivo autonómico asegura haber sentado las bases de un cambio de rumbo en la política hidráulica de Melilla.
El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, no se ha mordido la lengua. “Queremos tener el aljibe de la ciudad, como cualquier casa tiene el suyo. Es intolerable que ese pantano, que podría garantizar el suministro durante hasta diez días en caso de avería, siga vacío y abandonado”, ha afirmado durante una rueda de prensa. En su intervención, el dirigente ha ido más allá al insinuar que detrás de la negativa de la CHG a ceder el control de las instalaciones podría haber intereses vinculados a “dos chalecitos con piscina y pista de pádel” construidos junto al embalse. “Las vistas son maravillosas se ve de escándalo. Un atardecer ahí, con los gorriones y verde de los pinos”, ha ironizado.
El Pantano de las Adelfas, ubicado cerca de los Pinares de Rostrogordo, cuenta con una capacidad teórica de hasta 300.000 metros cúbicos, aunque, por motivos técnicos, solo sería operativo hasta dos tercios de su volumen. En cualquier caso, su puesta en funcionamiento permitiría a la ciudad disponer de una reserva estratégica para afrontar incidencias en la desaladora o los pozos, instalaciones complejas que sufren averías con cierta frecuencia.
Según ha explicado el propio Imbroda, Melilla pierde actualmente más de 3.000 metros cúbicos diarios de agua tratada en la depuradora por no contar con las autorizaciones necesarias para su uso en riego. “Esa agua va directamente al mar, es una barbaridad”, ha denunciado. Aunque el Gobierno ha solicitado al Ministerio para la Transición Ecológica los permisos correspondientes, por ahora no ha recibido respuesta. De desbloquearse esta autorización y contar con el pantano operativo, la ciudad podría reducir significativamente el consumo de agua potable para usos no prioritarios, como el riego de parques o el campo de golf.
El presidente de la Autoridad Portuaria, Manuel Ángel Quevedo, ha respaldado la posición del Gobierno melillense. “Desde 2015 estoy reclamando la cesión del pantano en cada reunión con la Confederación. Es el depósito de seguridad de los melillenses”, ha afirmado. Quevedo ha explicado que los pozos de agua subterránea generan un excedente de unos 2.000 metros cúbicos diarios que, si el embalse estuviese operativo, podrían almacenarse sin dificultad. “Hoy, esa agua no tiene dónde ir”, ha lamentado.
Según Quevedo, el pantano se encuentra “lleno de fango” y lleva cinco años sin recibir “ni una gota de agua”, a pesar de haber sido concebido como pieza clave del sistema hidráulico de Melilla. También apuntó contra el Gobierno central y, en particular, contra la delegada del Gobierno en Melilla, a quien acusó de “hacer chistes” sobre la situación. “El pantano es de los melillenses, no es del Gobierno del Estado, no es de la Confederación, no es de la delegada, es de los melillenses. La delegada no fue invitada a la reunión técnica porque no tenía nada que aportar”, ha dicho con rotundidad.
La tensión entre el Ejecutivo melillense y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir no es nueva, pero en esta ocasión ha adquirido un tono más agrio. Imbroda ha ironizado sobre la adscripción de Melilla a la cuenca del Guadalquivir, situada a más de 500 kilómetros. “¿Qué pintamos nosotros en el Guadalquivir? Si al menos fuera la Confederación del Río de Oro tendría sentido. Esto no se entiende”, ha cuestionado.
El Gobierno autonómico se ha mostrado dispuesto incluso a acudir a los tribunales si no se avanza. “Si no nos ceden el embalse, iremos a la Justicia. Y diremos claramente: aquí está el motivo de que los ciudadanos se queden sin agua. Que decida un juez”, ha anuciado Imbroda.
La ciudad ha sufrido recientemente una serie de cortes en el suministro provocados por una avería eléctrica en la desaladora. Durante varios días, miles de vecinos vieron interrumpido su acceso al agua. Para el presidente, esos episodios serían evitables si Melilla contase con el embalse como reserva. “Estamos hablando de una solución técnica sencilla, de sentido común. No entendemos esta negativa continua”, ha insistido.
Ante la propuesta del PSOE de instalar hasta 90 depósitos de agua en puntos estratégicos de la ciudad como medida ante posibles cortes, Imbroda ha respondido con ironía. “Sí, compramos garrafas de dos litros y las vamos poniendo por las esquinas”, dijo. Además, ha subrayado que Melilla cuenta con una red hidráulica “complejísima” que parte de Cabrerizas, donde están las tuberías principales, "¿cómo va a poner usted un depósito ahí en medio de un barrio y dónde va a conectar las redes?".
El presidente ha insistido en que lo que necesita Melilla no es una solución parcheada, sino que se active el embalse existente. “Esto es tan fácil como darnos una encomienda de gestión. Si no quieren cederlo, que al menos nos permitan gestionarlo”, ha propuesto. Ha lamentado que tanto la desaladora como el pantano carezcan de documentación esencial, como planes de emergencia y ha comparado la situación con una dejadez administrativa. “El pantano de las Adelfas, como todo lo que tiene esta Administración, tiene menos papeles que una liebre”.
El Gobierno de Melilla considera que los argumentos técnicos para justificar la retención del embalse ya no se sostienen. Aunque el pantano no puede llenarse a su capacidad máxima por seguridad estructural, los dirigentes locales recuerdan que existe consenso en que puede operar sin riesgo con un volumen limitado a 200.000 metros cúbicos. “Eso da para 10 días de suministro sin que nadie se entere de las averías. Es el aljibe de Melilla. Y lo queremos ya”, ha sentenciado Imbroda.
Por ahora, no ha habido respuesta oficial del Ministerio para la Transición Ecológica ni de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Tampoco consta que se haya emitido una justificación formal sobre los motivos para mantener el pantano fuera de servicio. Desde la Ciudad Autónoma insisten en que seguirán presionando “por todos los medios legales y políticos” para lograr la cesión. Y, en palabras del propio Imbroda, “que los chalecitos se los queden si quieren. Pero el agua es de todos los melillenses”.