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Un portador ha alzado a los más pequeños frente a los tronos para que fueran bendecidos
Ha sido la segunda procesión en salir en el día de Jueves Santo por las calles de Melilla. Sobre las siete y media de la tarde, decenas de melillenses aguardaban la salida del Cristo Flagelado y la Virgen del Mayor Dolor de la Parroquia de la Medalla Milagrosa. El barrio de Batería Jota se ha volcado con la Cofradía de la Flagelación.
Primero ha hecho su salida el Cristo Flagelado, una talla de 1997 y que representa a Jesús atado, antes de su crucifixión. La emoción desbordaba las caras de los fieles que esperaban frente a la casa de la hermandad que preside Francisco Ramos.
Con el Cristo Flagelado ya en la calle, ha hecho su aparición Nuestra Señora del Mayor Dolor, vestida con saya y manto granate, y con nuevo palio del mismo color. Aplausos y algún “guapa” han podido escucharse en la salida, uno de los momentos más esperados tanto para los cofrades como para los fieles.
Tras la salida de cada una de las dos imágenes por las calles de Batería Jota, se ha repetido una de las estampas tradicionales: uno de los portadores le ha presentado varios niños tanto al Cristo de la Flagelación como a la Virgen del Mayor Dolor para que recibieran la bendición.
Miembros del Tercio Gran Capitán 1º de la Legión han acompañado a la procesión, que ha comenzado su recorrido con la música de fondo de la banda de la cofradía. Ciento ochenta portadores han cargado sobre sus hombros la responsabilidad, aunque también la emoción, de llevar los dos tronos.
Conforme han ido avanzando el cortejo procesional y la noche, el frío también lo ha ido haciendo. La Cofradía de la Flagelación ha sido la última en llegar a la carrera oficial. Le habían precedido las procesiones del Cristo de la Paz, y del Cautivo y de la Virgen del Rocío.
Al alcanzar la Avenida Juan Carlos I, las dos imágenes han subido en paralelo hasta situarse frente a la tribuna oficial, desde la cual el vicario episcopal, Roberto Rojo, ha dedicado unas palabras a ambos pasos y ha rezado un padrenuestro y un ‘Dios te salve, María’, a los que se han sumado los fieles que han aguantado estoicamente a pesar de la gélida noche.
Como es tradicional, Isabel Navarrete ha dedicado una emocionada saeta al Cristo del Flagelado y la Virgen del Mayor Dolor. A su término, la procesión ha continuado la marcha de regreso hacia la parroquia de la Medalla Milagrosa.Uno de los momentos más entrañables de la procesión es el paso por la cuesta de Juan de Lanuza, cuando los dos tronos suben en paralelo.
Aunque la noche ha sido fría, la cofradía, que ha estrenado esta Semana Santa guión, ha podido quitarse la espina clavada que tenía por el pasado domingo, cuando el mal tiempo obligó a suspender la procesión de La Pollinica y la Virgen María Santísima de Gracia y Esperanza.
La hermandad ya tiene los ojos puestos en su última procesión, que tendrá lugar el domingo. El Cristo Resucitado se encontrará con la Virgen del Rocío en la plaza de España, una de las imágenes más alegres de la Semana Santa tras estos días de dolor y lágrimas por la crucifixión y muerte de Jesús.