EL Plan de Movilidad sigue dando pasos. Avanza tranquilo, sin prisas, como si estuviera dando un paseo por Melilla. Muchos ciudadanos quisiéramos que acelerara la marcha, pero es el ritmo que marcan el consejero de Seguridad Ciudadana, Javier Calderón, el urbanista José Luis Cañavate y las circunstancias. Este tranquilo caminar permite comprobar hasta qué punto algunos de sus pilares determinarán cómo será nuestra ciudad dentro de unos años. El autobús es uno de ellos. Su uso marcará de forma importante el futuro de Melilla, cuyas calles se encuentran cada vez más saturadas de coches. Cada día los transeúntes podemos comprobar cómo vamos perdiendo terreno a favor del transporte privado. Y al mismo tiempo es cada vez menos frecuente ver entre el tráfico taxis o vehículos de la COA. Hoy es evidente que los melillenses hemos dado la espalda al transporte público en nuestra ciudad. Ello ha determinado en gran medida nuestro día a día, las posibilidades de ocio y la calidad de vida en Melilla.
La posibilidad de recuperar el autobús como primera opción para nuestros desplazamientos será determinante para el futuro de nuestra ciudad. Pero para ello hace falta que este medio de transporte dé una respuesta efectiva a las necesidades de los ciudadanos. Hoy no ocurre así. Prueba de ello es que muy pocos ciudadanos conocen cuántas líneas existen, qué recorridos realizan, dónde están las paradas o cuál es la frecuencia de paso de los autobuses. Con este desconocimiento generalizado de la oferta es normal que la demanda haya disminuido de forma constante y preocupante.
La COA (o de la empresa adjudicataria del servicio cuyo contrato se ofertará en los próximos meses) debe ofrecer un servicio de calidad para recorrer en sentido contrario el camino que en los últimos años le ha ido apartando al autobús de unos ciudadanos cuyas necesidades no han sido tenidas en cuenta. No hacen falta complicados estudios para saber cuáles son. En esencia son las mismas que se exigen en cualquier otra población: Melilla necesita un transporte urbano eficaz, barato y atractivo para la ciudadanía en general. Hoy no se cumplen ninguna de estas premisas, lo que explica que los autobuses sean un medio de transporte cada vez menos utilizado.
Si el lento caminar del proyecto que cambiará Melilla sirve para revertir esta situación, la espera habrá merecido la pena, siempre que los autobuses sean algo más rápidos que el Plan de Movilidad.