La empresa Gaselec anunció ayer que devolverá voluntariamente lo que cobró indebidamente entre 2009 y 2010 a los clientes que no domiciliaron sus recibos de la luz y fueron castigados por la eléctrica con un recargo de seis euros en sus recibos. Gustavo Cabanillas ha decidido reintegrar el dinero no sólo a los 45 melillenses que lo reclamaron, sino a todos los que pagaron esos “gastos de gestión” a su compañía. En total, Gaselec devolverá esta semana 475.000 euros cobrados indebidamente a los melillenses y, además, tendrá que pagar otros 30.000 de la multa que le impuso Bienestar Social por exigir esos recargos indebidos. Cabanillas ha querido dejar claro que hace extensiva a todos los damnificados la sentencia del Juzgado Contencioso Administrativo número 3, que le ha condenado a devolver el dinero de los recargos de seis euros, porque le parece justa. Y puede que sea sincero. Es justa y, además, le sale más “barato” que reintegrar los “miles y miles de euros” que ha cobrado indebidamente a los clientes a los que reclamó el pago de consumos con un año de antigüedad, pese a que la ley lo prohíbe. No nos engañemos. Estamos ante un lavado de imagen de 475.000 euros. Bien pensado, no caben dudas. El magnate local ha echado cuentas y ha movido ficha. Si la decisión ha sido suya o la ha tomado asesorado por un lumbreras de las relaciones públicas, es lo de menos. Lo que importa es que ese dinero volverá a los bolsillos de los que nunca debió salir. Cabanillas no está haciendo un favor, está siendo humilde y reconociendo que se equivocó. Ahora sólo falta que devuelva también lo que cobró indebidamente a “miles y miles de melillenses” cuando les pasó recibos con consumos de un año de antigüedad. Eso ya serían palabras mayores, pero por lo que ha dicho hasta ahora, va a ser que no. Esa sentencia no le gusta al empresario. Quien quiera su dinero, tendrá que reclamarlo en los juzgados.