La falta de beligerancia fue una constante en el Debate sobre el estado de la Ciudad que tuvo lugar ayer en la Asamblea. Los dos asuntos más polémicos y de mayor actualidad pasaron desapercibidos. De uno de ellos, el ‘apagón’ de varias dependencias de la Ciudad Autónoma a manos de Gustavo Cabanillas, presidente de la empresa distribuidora de electricidad, no mereció ni una palabra por parte de los diputados. Hasta el propio jefe del Ejecutivo local se mostró sorprendido de que el tema no saliera a debate. “Me han dejando planchado con Gaselec”, reconoció el presidente Imbroda al concluir la sesión sin que ningún oponente político pusiera el asunto encima de la mesa.
En cuanto a la dimisión presentada por el viceconsejero de Fomento y presidente de Emvismesa, Juan Antonio Iglesias, si alguien esperaba una acalorada discusión, sin duda salió defraudado del Salón de Plenos. El caso sólo mereció algunas alusiones indirectas del portavoz del PSOE, Gregorio Escobar, y el reproche del diputado de PPL, Julio Liarte, porque en su opinión el Gobierno ha tratado el asunto “tarde y mal”.
La apatía con la que los diputados abordaron la sesión llevó a que ningún tema sobresaliera sobre los demás. Gobierno y oposición hicieron un recorrido por los asuntos que centran habitualmente los debates, se reafirmaron en sus posiciones sin demasiados aspavientos y el pleno concluyó a las tres horas de su inicio. Ese tiempo fue suficiente para enumerar los temas que preocupan más a los melillenses. El PSOE aprovechó para pasar lista a los proyectos que considera incumplidos por parte del Gobierno. PPL habló de “enchufismo” y de miedo a opinar por represalias. Y CpM reiteró la necesidad de ayudar a los más necesitados. Aberchán presentó su partido como una formación responsable que ha apoyado los Presupuestos, el Reglamento o el PGOU aunque no esté plenamente de acuerdo con su contenido. El líder de CpM mantuvo a su formación en una posición cercana al Gobierno local, pero conservando las distancias, lo que en su momento no le impedirá apoyar el Pacto Social que propone Imbroda.