El pasado viernes, el día que se cumplían cinco años del inicio del confinamiento en España por la covid-19, una calle del centro de Melilla amaneció con una exposición ‘clandestina’ con seis grandes y vistosas fotografías en blanco y negro para recordar aquellos días grises de la pandemia.
Seis imágenes del multipremiado fotoperiodista melillense Jesús Blasco de Avellaneda, que, como explica en una entrevista con Efe, fue quien se encargó personalmente de pegarlas durante la madrugada, brocha en mano, sobre los tablones que tapan la fachada de un local cerrado desde hace años en pleno centro histórico de la ciudad.
La exposición callejera no pasa desapercibida. Quien suele pasear por el centro, se da cuenta enseguida de que el antiguo comercio abandonado se ha convertido en un museo improvisado que de un solo vistazo, de repente, rescata de nuestra memoria aquellos días de mascarillas, encierro, miedo y desinfectantes.
La muestra es un homenaje a las víctimas de la pandemia, cerca de 200 fallecidos en Melilla, a los que hay que sumar quienes se salvaron por los pelos y miles de infectados por el virus, parte de los cuales aún sufren las secuelas de la enfermedad.
Pero para Blasco, como lo conocen todos en Melilla y en el mundo del fotoperiodismo, es también una forma de reivindicarse. “No soy muy profeta en mi tierra”, lamenta. Para muestra, un botón: nunca, en 28 años de profesión, ha podido organizar una exposición respaldada por la Ciudad Autónoma.
Tampoco ahora, para conmemorar el quinto aniversario de la pandemia del coronavirus, cuando hace unos meses tocó sin éxito a la puerta de varias consejerías para intentar materializar lo que él quería, una macroexposición de fotografía y videoarte para mostrar todo el material gráfico que tomó durante el confinamiento.
De madrugada y con tres ayudantes
No pudo ser, pero a Blasco se le ocurrió una alternativa, que ha resultado ser el único acto que en Melilla, hoy por hoy, conmemora el aniversario de la pandemia: montar su propia exposición en la calle utilizando la fachada de un edificio modernista prácticamente en ruinas, ubicado en la confluencia de las calles General Pareja y General Prim.
Sus bajos, donde antaño había una tienda de deportes, era el lugar perfecto, porque desde hace tiempo están tapados por unos sosos tablones marrones, decorados con seis grandes recuadros blancos, de dos metros por uno y medio, a modo de ventanales ciegos. Para el fotoperiodista melillense, los marcos perfectos para sus fotos.
Y no se lo pensó dos veces. Eligió de su archivo seis imágenes, las más representativas de los primeros 15 días de confinamiento en Melilla, y las llevó a imprimir “en papel bueno” para resistir las inclemencias del tiempo, muy lluvioso estos días en la ciudad autónoma.
Después compró la cola y las herramientas y en la medianoche del viernes, cuando se cumplían justo cinco años del inicio del estado de alarma de 2020, se plantó allí con su hermano y un par de amigos, que le ayudaron a montar su exposición y a inmortalizar el momento.
“Ha sido un poco clandestino, pero hemos tenido la connivencia de todo el mundo, incluso de la Policía, que pasaba por la calle y nos felicitaba por las fotografías”, rememora Blasco con la sonrisa siempre presente en su rostro.
Cuando aún estaban pegando las láminas, muchos de los viandantes que fueron testigos, bastantes pese a las horas porque Melilla se acuesta muy tarde en Ramadán, no dudaron en hacerse un selfi.
“Todo el mundo recordaba ese tiempo, a primera vista reconocía que eran fotos de este quinto aniversario del confinamiento”, agrega el fotoperiodista, muy contento con la acogida que ha tenido esta iniciativa, que se ha convertido en la primera “gran exposición” que hace en su ciudad.
En su trayectoria, es de las más especiales por muchas razones. “Porque es pública, porque la he hecho yo y para demostrar que en Melilla, donde todo el mundo vive de la Ciudad Autónoma y mama de la teta institucional, se pueden hacer cosas por iniciativa propia. Tú puedes, con tu dinero, mostrar tu arte y que la gente lo vea y te lo valore”, defiende.
Y no solo por eso. También porque le ha traído recuerdos de juventud, cuando estaba empezando y en la Escuela de Arte usaban los muros para dar rienda suelta a la creatividad. “Ha sido una cosa muy bonita”, resume Blasco.
Único recuerdo a la pandemia en Melilla
Además, destaca la sorpresa generalizada de que su exposición sea “lo único que se ha hecho” tras cinco años desde que la covid-19 cambiara nuestras vidas.
“Hubo una pandemia que transformó el mundo, que lo paró de repente. Ahí todos tenemos una cicatriz en el corazón y en nuestras carnes de haber vivido esto. A la gente le sorprende que no se haya hecho nada en Melilla, una ciudad autónoma de casi 90.000 habitantes, con la cantidad de víctimas que ha habido y todos los trastornos que ha habido a nivel social y económico”, razona.
Blasco quería “recordarlo de alguna forma y que la gente no se olvidase”. Y aunque su idea inicial era enseñar a lo grande sus imágenes, las únicas de Melilla en el Archivo Covid, muchas publicadas en medios nacionales e internacionales -Efe entre ellos-, al final lo ha hecho de otra manera, “clandestina”, pero directa a los ojos, el corazón y la conciencia de todo el mundo.
Enhorabuena Sr. Blasco por su trabajo y su valentía de exponerlo, aunque -de manera oficial- poco importe su arte. ¡Ánimos y a seguir creando!
Por los cientos de miles de contagios por la manifestación del 8 de marzo autorizada por el gobierno y defendida a toda costa a sabiendas de los miles de contagios de COVID que se producirían y 2 días después de la gran cantidad de personas contagiadas Pedro Sánchez nos encerró ilegalmente seis meses y arruinó la economía española