Cada vez parece más evidente que Muface va a pasar a la historia. Un informe del Ministerio de Sanidad ha llegado a la conclusión de que mantener esa mutua de funcionarios públicos es insostenible y, en consecuencia, considera que en los próximos nueve meses la Seguridad Social debería asumir el millón y medio de actuales mutualistas, lo que lleva consigo en muchos casos parejas e hijos.
Dice la titular de Sanidad, Mónica García (de Sumar), que están preparados y que se puede absorber esa cantidad de nuevos usuarios del sistema público sin problema. Increíble que esta mujer lo tenga tan claro cuando no es ella ni su departamento el que gestiona estas cosas, salvo en el caso de Ceuta y Melilla, como ya es bien sabido por repetitivo.
La sanidad pública es competencia de las comunidades autónomas y se da la circunstancia de que actualmente, la mayoría de ellas están gobernadas por el Partido Popular. Es decir, la ministra le tira el balón a los populares en una especie de "búsquense la vida" con la prestación sanitaria que yo aplico el criterio ideología para evitar que estos empleados públicos sigan disfrutando de un régimen privado, algo contrario a lo que Sumar defiende como organización política. En definitiva, puede más lo dogmático del partido que una buena gestión de los recursos.
Veremos a ver qué es lo que va a pasar en Melilla con esto de acabar con Muface. En nuestra ciudad serían más de cuatro mil las personas que pasarían a depender de la sanidad pública. ¿Realmente está preparado el sistema aquí como para asumir semejante cantidad de nuevos usuarios? A la vista de cómo están las cosas, la respuesta es un no rotundo.
Si ahora hay que esperar ocho meses para que te vea un digestivo, si pasan siete meses y todavía no te han dado cita para el otorrino, ¿qué va a pasar cuando haya cuatro mil pacientes más? Las listas de espera, tanto para citas como para cirugía, van a ser interminables.
Es bastante curioso que los sanitarios no hayan puesto aún el grito en el cielo con esa más que probable medida de desaparición de Muface. Si ni siquiera se ha dotado a los médicos de medidas que les incentive en una zona que el propio Ministerio califica como de "difícil cobertura", cómo se va a esperar que en nueve meses las plantillas sean suficientemente amplias como para acoger cuatro mil usuarios más de los que ya hay.
El presidente de CSIF en Melilla, Luis Escobar, lo tiene claro: la sanidad colapsará. Pero, ¿cuáles van a ser las consecuencias? ¿Será aún peor de lo que tenemos? Es muy complicado pensar que la sanidad caiga más bajo en la ciudad de lo que ya está.
Mientras, el hospital sigue sin ofrecer consultas externas, a pesar de que la propia directora general de Ingesa, Isabel Muñoz, aseguró que en octubre estarían funcionando. Las instalaciones siguen cerradas a cal y canto para los contribuyentes, que ven cómo se acercan más nubarrones negros sobre el cuidado de su salud sin que haya nadie que dé un golpe en la mesa y acabe con tanta precariedad y tanta falta de respeto a los enfermos.