Los taxis piratas siguen funcionando en la ciudad autónoma, o así, al menos, lo aseguran desde la asociación Unitaxi Melilla y la Cooperativa Ómnibus de Autobuses (COA).
El presidente de la asociación de taxistas, Mohamed Lamrani, ha manifestado que tendrán que plantearse en algún momento realizar algún tipo de acción para que las autoridades tomen las medidas pertinentes, ya que, según sus cálculos, hay más taxis piratas que taxis oficiales, de los cuales se cuentan alguno más de 60.
Aunque, según él, estos taxis piratas se encuentran por toda la ciudad, especialmente frecuentan dos lugares, que son la frontera y el Puerto. En el primero de estos sitios, cuenta Lamrani que se colocan en la zona de seguridad, pese a que allí teóricamente no puede haber nadie salvo los agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, y captan directamente a los clientes que entran a pie. “Las autoridades tienen que tomar medidas contra eso, porque no se debe dejar entrar ahí a la gente a captar clientes, pero ellos lo están haciendo”, protesta.
En el Puerto, lo que hacen, según el presidente de Unitaxi Melilla, es, cuando llega un barco, aparcar dentro y subirse a la terminal a captar a los clientes. En este sentido, Lamrani cree que la Autoridad Portuaria debería impedirles la entrada al Puerto para ejercer una actividad ilegal, ya que los taxistas oficiales están pagando sus impuestos, mientras los piratas “campan a sus anchas” y, si el taxista les dice algo, “le quieren pegar”, o eso le cuentan sus compañeros que trabajan en el Puerto y en la frontera y que están “hartos de esta situación”.
Preguntado sobre si avisan a la Policía cuando ven a alguno de estos taxistas piratas transportando pasajeros, Lamrani responde que lo hacen, o lo hacían, pero que, cuando llegan los agentes, el vehículo ya se ha marchado. En su opinión, con ayuda de las cámaras, la autoridades policiales deberían hacer una batida e impedirles que estén en la zona de seguridad de la frontera y que entren al Puerto.
De similar forma se expresan fuentes de la COA, que admiten que hay muchos vehículos de este tipo desde hace años y que, aunque antes ponían denuncias, ya han dejado de hacerlo “porque, al final, no sirve de nada”.