La Policía Nacional de Melilla ha iniciado una cruzada contra la venta de droga al menudeo. En los últimos meses han sido puestos a disposición judicial camellos que vendían hachís a menores junto a un centro escolar en El Real; el pasado jueves hubo otra detención en Las Palmeras y en diciembre pasado se llevaron a cabo operaciones en La Cañada y en San Francisco de Asís.
Las incautaciones son menores que cuando se montan grandes operaciones policiales que exigen mayor despliegue de recursos, pero el mensaje es igual de potente porque deja claro que se acabó la impunidad. Hay que luchar contra el narcotráfico en todas sus variantes porque está en juego no solo la salud pública, sino la Melilla que queremos para nuestros hijos.
Ahí está, como ejemplo, la detención en Almería de una mujer de 41 años procedente de nuestra ciudad, con 194 bellotas de hachís ocultas en varias partes de su cuerpo, incluidas 120 de ellas en el interior de su organismo.
Este tipo de actuaciones nos demuestran que en Melilla se mueve droga y que para sacarla de la ciudad, los narcos se aprovechan de la pobreza y las necesidades de la gente humilde.
Por eso es necesario seguir con este tipo de actuaciones por sencillas que parezcan y por pequeña que se la incautación. Hay que cercar a los camellos para dar con la raíz, con quien mueve el hachís y la cocaína en Melilla y se cree impune.
Hay que cortar el narcotráfico porque sabemos que detrás de la droga siempre hay otros delitos como el blanqueo de capitales o la financiación del terrorismo o el tráfico de personas. Hay que enviar a los narcos un mensaje claro: en Melilla, no.
Y eso se consigue con más agentes en las patrullas de Seguridad Ciudadana pero también con más colaboración vecinal. Entre todos, somos más y podemos frenarlo. Ya está bien de que una parte de nuestra juventud confunda narcotráfico con prosperidad. Tienen que entender que narcotráfico es igual a cárcel.
Modus vivendi que les sale barato a estos oportunistas-hienas por el sistema de penas blandengue que tenemos. Los enganchan y en 2 telediarios a volver con su negocio y a regodearse y a ostentar de lo bien que les va trapicheando; buenos vehículos de alta gama, motito de agua en plan amantes del mar y deportes náuticos, pasearse y juntarse con nenas chonis a las que les van los malotes da sanguijuela, etc.
Y en otra vertiente los "pastilleros" que tienen intimidados a los médicos de familia y van todos los días al centro de salud a sacarse trankimazine, rivotriles, metadona, etc., a montarse el negocio con nuestros impuestos y a trapichearlos en Marruecos y llenarse los bolsillos mientras nos vacían los nuestros. De traca.