Hace poco, un profesor de Economía entrevistado por El Faro hablaba de la debilidad del espíritu emprendedor en nuestro país y, por supuesto, también en Melilla, suponemos que comparándola con la vocación empresarial mucho más arraigada en países como Estados Unidos, donde el sueño de la mayor parte de sus jóvenes es ser jefes de sí mismos y no ligar su destino al empleo seguro de un funcionario público.
La noticia levantó polémica entre los lectores de El Faro porque se ponía en cuestión, de alguna manera, una cualidad: la de emprender, sin tener en cuenta las dificultades a las que se enfrenta un emprendedor en uno u otro sitio.
Aquí, nos quedan por vencer las trabajas burocráticas que se convierten en una auténtica carrera de obstáculos para los emprendedores y aún así, a pesar de los pesares, hay quienes se tiran a la piscina. Ahí están los nuevos comercios que han abierto en los últimos meses en el centro de Melilla: hay de todo, desde franquicias hasta nuevos comercios locales que apuestan por el ocio o por los productos gourmet que tanto nos cuesta que lleguen a Melilla a precios asequibles.
El caso es que pese a las dificultades, la ciudad empieza a resurgir de las cenizas que dejó tras de sí la pandemia del coronavirus, especialmente, sobre los sectores decisivos en la economía de Melilla: el comercio y la hostelería.
Ahora sabemos que hay empresarios con buenas y nuevas ideas en mente; que están pensando ya en la posibilidad de transformar en Melilla el pescado marroquí que pueda entrar por la frontera y crear de la nada una industria conservera potente como la que subsiste contra viento y marea en el Levante español y que está enfocada, sobre todo, a la fruta y los zumos.
La idea es buena, la materia prima puede salir a buen precio, pero para que un negocio como este fructifique hace falta que las relaciones hispano-marroquíes vayan viento en popa y a toda vela.
Desde luego puede crearse empleo en la ciudad, como se ha creado también en la zona de Galicia, ligada a la pesca y a las conservas. Pero como cualquier otro negocio necesita estabilidad y, sobre todo, seguridad jurídica.
La delegada del Gobierno, Sabrina Moh, escuchó la propuesta de Pymes Melilla el viernes y en una entrevista concedida a El Faro ha asegurado que le consta que en la Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos del próximo 1 y 2 de febrero se hablará de Melilla.
Tenemos pues, entre manos, salidas laborales para nuestra gente y propuestas de futuro para nuestra ciudad. Las ideas y las ganas de invertir están. Ahora corresponde a los políticos hacer su trabajo.
¿Industria conservera sin mar?, Galicia tiene el Atlántico y el Cantábrico. Nosotros sólo tenemos un charquillo frente a Aguadú y poco más. La cruda realidad es que nuestro emprendimiento siempre fue la parte logística de contrabandistas marroquíes y ahora estamos perdidos.