El Partido Popular ha hecho pública su nueva estructura interna y pone de manifiesto que la renovación no llega a la cúpula de la organización sino que se queda en las vocalías de una dirección que empezó con 22 miembros en el Congreso, el 50 por ciento de los cuales eran caras nuevas, pero que, al final, serán bastantes más dada la intención del presidente regional, Juan José Imbroda, de dar máxima participación. No en vano, la Junta Directiva cuenta ya con casi cien miembros.
Quienes siguieran últimamente al presidente del PP en Melilla se daría cuenta de inmediato de por dónde iban a ir los tiros a la hora de nombrar a sus personas de máxima confianza para dirigir el partido.
Estaba claro que Marín sería una de ellas, junto a Manuel Ángel Quevedo, Sofía Acedo y Fadela Mohatar. La foto de la visita de Feijóo a Melilla la Vieja lo hacía entrever: al líder nacional lo estaba acompañando el que iba a ser núcleo duro de los populares melillenses. Y, efectivamente, así ha sido. Este grupo ha estado muy unido en los últimos meses y en las comparecencias públicas de Imbroda fuera de la sede, como fue el caso de la Feria, era habitual verlo flanqueado por estos cuatro dirigentes, que ocupan los lugares clave dentro de la organización.
Por otro lado, llama la atención la nueva secretaría que se ha creado en el organigrama del PP y que nunca antes había existido. Se trata del cargo de secretario ejecutivo de marketing, imagen corporativa “del partido y del presidente” (sic). Estará a cargo del que fuera viceconsejero de Festejos, Francisco Díaz, y tiene toda la pinta de estar dirigida al control de las redes sociales del partido y cuidar, fundamentalmente, la imagen de Imbroda. Pronto tendremos la ocasión de confirmar si van por ahí los tiros porque, ciertamente, no es el PP un gran maestro en el arte de marketing digital que ocupa y preocupa siempre a las grandes marcas corporativas. De esa forma, será fácil comprobar si hay novedades en los perfiles que usan los populares en las redes sociales y cómo repercute esta secretaría en la mejora de la imagen.
Parece evidente que Imbroda sigue confiando en sus colaboradores más cercanos y que fía un hipotético éxito electoral a estas personas que, si bien no representan una renovación en sí misma, han subido un escalón más en las responsabilidades internas, a excepción de Miguel Marín, secretario general en los últimos cuatro años.