Hace unos días, los medios marroquíes, se hicieron eco del malestar que causaron en el país vecino las imágenes difundidas por el Estado Mayor de la Defensa en la que se veían miembros del Ejército vigilando la doble alambrada de Melilla, como parte de los ejercicios que estaban llevando a cabo en la ciudad.
También escocieron los vídeos compartidos por El Faro en los que se veían carros de combate recorriendo las calles de Melilla. Allí se lo tomaron a la tremenda.
Menos de dos semanas después se ha producido el mayor salto a la valla de la historia de Melilla. Este martes han entrado a la ciudad cerca de medio millar de inmigrantes subsaharianos y lo han intentado 2.500 a plena luz del día, después de una noche de intensa presión migratoria en la doble alambrada.
Las imágenes de los migrantes corriendo en grupos multitudinarios por las calles de Marruecos poco antes de saltar la valla circulan por las redes sociales. También hay vídeos de ONGs en las que se ve a menos de una decena de mejanis intentando pararlos.
Todos sabemos que en Marruecos no se mueven ni las hojas de los árboles sin que el Gobierno se entere. No vamos a entrar en el debate facilón de si el vecino colabora a no. A los hechos nos remitimos. Para muestra, un botón.
Es responsabilidad de España garantizar la seguridad y la integridad de nuestro territorio nacional. Ni 100 ni 200 ni siquiera los 600 guardias civiles de Melilla pueden parar una avalancha de 2.500 inmigrantes, en perfecta forma física, con hambre y ganas de entrar en Melilla.
Esta miércoles han entrado 500 mientras los telediarios nacionales dedicaban todo su espacio a contarnos la invasión rusa en Ucrania. Lo de Melilla parece lo mismo de siempre y no es ni puede serlo. No es normal que 2.500 personas quieran entrar por la fuerza y armadas con palos, piedras y garfios a nuestra ciudad.
Hacen falta refuerzos con urgencia. Quedan al menos 2.000 subsaharianos del otro lado de la valla y quieren entrar. Van a intentarlo y seguramente lo intentarán.
El Ejército no puede estar en la valla sólo para ejercicios y simulacros. Ya hemos visto lo que pasó en Ceuta hace menos de un año y ahora hemos tenido una avalancha de inmigrantes sin precedentes en la historia de Melilla.
Sabemos que nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se dejan la piel en la valla, pero somos conscientes de que no pueden hacer milagros. Sin prisa, pero si pausa, el Ministerio del Interior y Defensa deben desplazar más efectivos a Melilla.
Esto señores, empieza ahora.
Yo propondría dos posibles soluciones: una podría ser la electrificación de la valla; la otra sería la sustitución de la valla por un muro de 20 ó 30 metros de altura. Está claro que Marruecos podría hacer muchísimo más para contener y evitar estas avalanchas humanas de subsaharianos y también de ciudadanos marroquíes. Pero ya sabemos quién gobierna en el país vecino: el NarcoDictador mafioso que está más ocupado en adquirir drones, aviones militares, yates y palacetes en París, en promover la producción y el tráfico de drogas en el Rif y, en definitiva, en meterle el dedo en el ojo a España cada vez que tiene ocasión, en lugar de cumplir con sus compromisos de forma adecuada y diligente en la vigilancia del perímetro fronterizo. Yendo más a la raíz del problema, este fenómeno perdurará mientras EE. UU., Francia, Inglaterra y otros países occidentales sigan apoyando a las dictaduras de países africanos como Marruecos, Níger, Malí, Senegal, etc. Hasta que esa situación no cambie (y no va a cambiar) Melilla tendrá que protegerse con una solución tipo muro muy alto o valla electrificada. Y que los efectivos de FRONTEX se instalen de una vez por todas en Melilla para defender la frontera sur de la Unión Europea.
Creo que hay una solución mucho menos costosa que ya he comentado en otro artículo: cambiar las leyes españolas de forma que , todo el que entre ilegalmente en Ceuta/Melilla/Canarias/Chafarinas y Peñones sepa que NUNCA, repito, NUNCA será trasladado a territorio peninsular, nunca pondrá un pie en España peninsular. Se le ofrecerán dos opciones: o envejecer en Melilla (mientras Marruecos no acepte su devolución) o ser devuelto a su país de origen. Cuando se corra la voz por toda África se acabaron las entradas ilegales.