Este año no hay comida ni cena de empresa. No hay reunión con los compañeros de trabajo ni con todo el grupo grande amigos. Es la situación que está viviendo el sector de hostelería de la ciudad. El Faro ha hablado con cuatro restaurantes diferentes y todos tienen en común que les han cancelados las reservas de comidas y cenas de Navidad de los grandes grupos y ahora, como mucho, no hay más de 10 personas por mesa en las que se mantienen. Y frente a eso, sus neveras llenas de productos frescos. ¿Qué se hará con eso? ¿Cómo se recupera la inversión si se han cancelado todas las comidas y cenas?
Amaruch Hassan, propietario de Casa Saida y el Caracol Moderno, aseveró que tenía reservas para grupos de 20, 30 y 40 personas. Y todas se han cancelado.
El empresario explicó que no hay gente en la hostelería este año y subrayó que solo los fines de semana salen las familias o pequeños grupos de amigos pero el resto de los días no hay actividad en el sector.
Remarcó que en sus locales se ha confeccionado el mismo menú que el pasado año y sin subir precios. Y eso que estima que se ha triplicado el coste de los productos para los hosteleros.
Sacar del ERTE a empleados
Hassan cree que las noticias que han venido de la península sobre contagios de covid tras una comida o una cena han hecho que los melillenses cancelen éstas sin que en la ciudad se conozca ningún caso así.
También, se preguntó que hace ahora con los 150 kilos de langostinos que tiene para esas comidas que se han cancelado. Afirmó que se intentarán ofrecer a los clientes habituales, pero es imposible dar salida a todos estos productos.
Y más allá de la inversión en la comida que estaba preparada para los menús, Hassan indicó que también había sacado del ERTE a la plantilla que trabaja con él en el Caracol Moderno. Pero ahora no servirá de nada porque no hay cliente para llenar el negocio.
"La ruina"
Hassan lamentó que toda esta situación vuelva a recaer sobre la hostelería, cuando cumplen con las normas y tienen todo tipo de medidas de seguridad. Subrayó que puede ser "la ruina" para muchos en un mes que debía salvar el año.
El marisco se echa a perder
Por su parte, el restaurante Miguel Benítez está igual. Su propietario explicó que todas las mesas grandes de comidas y cenas de empresas se han cancelado. Tenía de hecho para este viernes todo el restaurante cerrado para varios grupos grandes de personas y se ha caído todo lo planificado.
Ha pasado de tener un lleno absoluto a que haya mesas libres de un día para otro y con toda la mercancía ya comprada.
Y es que el problema ahora es qué se hace con todo el marisco y el pescado que se ha adquirido. Benítez subrayó que en el restaurante se siguen todas las normas y hay incluso una máquina de ozono. Pero no ha servido de nada.
Durante el mes pasado se hicieron todas las reservas para estas navidades y la gente tenía ganas de volver a recuperar las comidas y cenas de empresa. Pero ahora solo tiene cancelaciones. Espera que los clientes llenen el restaurante aunque tendrá pérdidas por la compra de materia prima.
De 60 a 20 con mesas separadas
En La Vinoteca de Joaquín Aznar encontramos la misma situación que en los anteriores restaurantes. Tenía una mesa para 60 personas y se ha convertido en una comida para 20 en varias mesas separadas. Se han suspendido todas las reuniones grandes, pero una vez que ya se tenía comprada la mercancía. Tendrán pérdidas porque no todo se puede congelar ni se va a poder servir en estos días.
Aznar explicó que en su caso tenía varios grupos de sanitarios y de miembros de colegios e institutos. En estos casos, se ha optado por suspender las comidas y cenas.
Y con esta generalización de cancelaciones de reuniones, la gran perjudicada es la hostelería de la ciudad
Adiós a la cena de socios
Por otro lado, en la sede de la Casa de Ceuta no ha afectado tanto el tema de las cancelaciones porque son los socios o gente cercana a la entidad la que había reservado comidas o cenas y además, en grupos reducidos.
Pero la propia entidad si ha tenido que suspender su comida de Navidad. El año pasado no se juntaron y había unas ganas enormes de reunirse en un espacio, verse y comentar estos meses tan difíciles para todos. Y no ha podido ser. Tenían cerrada la comida para 80 personas en el hotel Tryp Melilla Puerto y la han cancelado porque los miembros de la entidad empezaron a borrarse. Había miedo de contagiarse en una reunión con tanta gente.
Y aunque no afecte a su local, sí que ha marcado las actividades en esta Navidad. La inauguración del belén se hizo solo con la directiva y el vicario episcopal para bendecirlo, cuando antes de la pandemia se organizaba una fiesta llena de cantes y encuentros.
La covid-19 vuelve a tener no solo efectos en la salud, sino en la economía local que no termina de recuperarse.
El pasaporte covid: clientes que lo llevan en la mano y otros que quieren ‘reñir’ por ello
La exigencia del pasaporte covid a los clientes que desean tomar algo en el interior de la hostelería no ha sentado bien a todo el mundo. Pero la realidad es que es de obligado cumplimiento para el hostelero y para el comensal.
Los hosteleros se han encontrado ya varias situaciones violentas, eso sí, son las que menos. Pero lo cierto es que hay quien ha llamado por teléfono a La Vinoteca para Joaquín Aznar preguntando si se pedía el pasaporte covid y al responderle que sí, decir que ya no iba a ir o hacer su reserva. Incluso se han encontrado con una persona que amenazaba con poner denuncias. Pero la realidad es que los melillenses están llevando su pasaporte covid en la mano.
En Casa Sadia dicen que no han tenido problemas porque son clientes habituales y suelen acudir en familia o con amigos. No se han tenido que enfrentar a ninguna situación violenta por el momento en este local.