El secretario de Organización de CCOO a nivel nacional, Fernando Lezcano, estuvo ayer en la ciudad respaldando el 9º Congreso de la Unión Provincial de CCOO de Melilla en el que fue reelegido Paco López al frente de este sindicato. Lezcano mostró la preocupación de CCOO por la crisis con Marruecos y como llega en un momento de recesión económica provocada por la crisis sanitaria y las medidas para impedir los contagios de Covid-19. Ve ahí una situación compleja. También subrayó la importancia de contar con representantes sindicales en las empresas para que puedan luchar por mejorar las condiciones laborales de los trabajadores.
–¿Cómo se vive desde Madrid la crisis que hay con Marruecos y ha afectado tanto a Ceuta y también, aunque en menor medida, a Melilla?
–Pues se ve con preocupación por varias cuestiones que creo que compartimos todos. Primero porque hay un conflicto diplomático que se expresa en unos términos desconocidos hasta la fecha, como es empujar a un pueblo contra otro. Que el Gobierno marroquí empuje a sus ciudadanos a saltar las vallas...
Es una cuestión fundamentalmente diplomática, pero tiene su repercusión en todos los órdenes. Nos preocupan las expresiones que se pueden generar de índole más intolerante o excluyente, porque eso es pernicioso para la cultura social y democrática de un país. Por lo tanto, hay un conflicto diplomático expresado en unos términos nunca conocidos que son muy alarmantes. También es un riesgo para la nuestra propia convivencia y es que, si esa situación generada por dicho conflicto, la expresamos en términos de hostilidad, estamos introduciendo elementos dañinos para una convivencia cívica en la sociedad.
Nos preocupan mucho las expresiones de intolerancia y también, lógicamente, cómo puede alterar la vida cotidiana en los lugares donde ha sucedido.
Además, todo esto se produce un contexto muy complejo porque, no en vano hemos caído en una nueva crisis económica y social cuando no habíamos salido de la anterior, a causa de las consecuencias sociales y económicas de las medidas adoptadas para contener los contagios de Covid-19.
–Esta crisis con Marruecos llega cuando nuestra economía ha dado pasos atrás.
–Es que esto se produce en una situación mucho más delicada porque el virus está y seguirá durante tiempo entre nosotros hasta que logremos unos índices de vacunación mayores que en la actualidad. Las consecuencias del virus son muy perniciosas desde el punto de vista del empleo, de la calidad del mismo y de las expectativas para empezar a remontar la crisis. Todo esto es como si se ponen ingredientes en una coctelera que al final son explosivos. Y en todo esto está la preocupación.
–Y respecto a la crisis, Melilla ya vivía una situación económica complicada, agravada por el cierre de la frontera y se propone enfocarse al turismo. Sin embargo, éste ha sido uno de los sectores que más ha sufrido las restricciones. ¿Por dónde debe ir el camino de la recuperación?
–Desde el punto de vista de CCOO y es un tema que resulta central para nosotros porque estamos en un proceso congresual, como el vivido en Melilla, el debate está en cómo enfrentar las consecuencias de la crisis sanitaria que ha derivado en una económica, de empleo y social. Y en este punto hay cuestiones en este ámbito que son fundamentales, pero no pensando en el interés del sindicato o solo de los trabajadores, sino pensando en los retos que tiene el país.
España como país debe enfrentar procesos de cambio en su estructura económica. Quizás decir esto en Melilla puede extrañar, pero somos un país que ha conseguido un proceso de desindustrialización sin que haya un tejido industrial sólido que se base en la investigación, el desarrollo y la innovación. Bueno, de hecho, en la primera etapa de la crisis no teníamos respiradores ni capacidad de producirlos. Es más, por no tener, no teníamos ni mascarillas.
Esto hace pensar que si este país no toma la iniciativa en el plan industrial vinculada a las transiciones digitales y energéticas, pues España quedará rezagada y no podrá salir del electrocefalograma plano, por definirlo de alguna manera. Por lo tanto, ese cambio de modelo es fundamental.
Pero en este nuevo proyecto el turismo juega un papel esencial y lo hace por múltiples y obvias razones, como el clima o porque es una industria en la que se ha invertido mucho y está fuertemente consolidada. Lo que pasa es que también hay que plantearse cómo esa industria turística se acomoda a los tiempos y debe tener una apuesta por la calidad más que por la cantidad.
Esto se pondrá ahora de manifiesto porque durante bastante tiempo vamos a sufrir restricciones de movilidad que afectarán al turismo. Al menos, en este punto que seamos capaces de atraer al turismo que se pueda ir liberando cuando se levanten las medidas y que sea de calidad, deje recursos económicos en el país y genere empleo.
–Este último punto, el de creación de empleo, es indispensable en una ciudad como Melilla.
–Una cuestión que para un sindicato es esencial. Es un problema de todo el país las tasas elevadas de desempleo y afecta también más a territorios como en Melilla. Hay que crear empleo, pero de calidad y, desde nuestro punto de vista, con derechos. Debe haber empleo pero no puede pivotar con la precariedad, la temporalidad y los bajos salarios. Y esto debe ser así por razones de justicia porque la gente debe tener un salario que les permita vivir y también por la condición de la economía, si no hay trabajo, no hay recursos para poder consumir. Por lo tanto, es necesario que haya empleo y que sea de calidad para garantizar esa reactivación económica.
Y también desde el sindicato hay una apuesta muy decidida por potenciar los servicios públicos. La pandemia ha puesto de manifiesto dos cosas. La primera es que tenemos una sanidad que ha sido capaz de reaccionar y de salir al paso a algo que no nos imaginábamos nadie. Pero también ha puesto de manifiesto cómo han afectado los recortes de las etapas anteriores. Pero esos recortes dejaron tiritando a todos los servicios públicos, pues no solo afectó a la sanidad, sino también a las residencias de mayores, que fueron privatizadas en muchas ocasiones, por fondos de inversión menos preocupados por el servicio que por los beneficios. Estas cosas hay que reformularlas. Y también en temas educativos, por ejemplo.
Por otro lado, hay que volver a tejer las redes de protección. Un ejemplo son las pensiones, pues queremos proteger las pensiones de todo el mundo. Queremos romper la idea que se ha generado intencionadamente de que los jóvenes no van a tener pensiones en este país. Hay que salir al paso de esto garantizando que el sistema es sostenible en el tiempo y para ello hay que adoptar medidas, como la generación de empleo, pues es lo que ingresa dinero a la Seguridad Social.
Y también hablo de retejer las redes de protección con la renta mínima. Es fundamental que nadie se quede en la cuneta o sin oportunidades de salir hacia adelante. Se trata de una cuestión de solidaridad, pero también de armonía social porque cuanto más gente excluyes de la dinámica social, más conflicto social potencial existe.
Todas estas son las prioridades que hemos planteado en estos procesos de congresos para buscar soluciones.
–¿Por qué son tan importantes estos procesos sindicales y el propio sindicato tras esa desvinculación que hubo de la sociedad con estas entidades?
–Esa desvinculación se justifica en que los gobiernos anteriores no dieron una oportunidad para que desde el diálogo social se pudieran implantar medidas que a la gente les fuesen útiles, como ahora sí se ha podido hacer con los ERTE. Además, también hubo una campaña acusada para denostar la labor de los sindicatos hace años. Pero ahora en lo que nos tenemos que centrar es en que, lo que ha puesto de manifiesto la crisis sanitaria es que quienes han dado la cara y quienes se la han jugado han sido trabajadores y trabajadoras que hasta ahora estaban invisibilizados. Y es que no me refiero a todo el personal sanitario en toda su extensión. Sino que nadie se había fijado hasta ahora de que había una persona que se encargaba de reponer el papel higiénico hasta que todo el mundo empezó a comprarlo al inicio de la pandemia. Nadie había echado cuenta de las personas que están en la caja de los supermercados o del personal que trabaja recogiendo la basura. Todos ellos han sido esenciales en este proceso y creemos que ha habido una revaloración del papel del trabajo y, sobre todo, de algunos empleos que antes estaban invisibilizados.
Y resulta que esos sectores son los más castigados por todas las crisis, porque son los que tienen empleos más precarios y salarios más bajos.
Lo que pone de manifiesto es que hay que revalorizar la función de todos estos trabajadores y trabajadoras. Y no hablo solo de darles una palmada en la espalda, sino facilitarles recursos. Y ahí los sindicatos jugamos un papel fundamental. Si realmente se tiene que hacer eso no lo puede hacer el trabajador de forma individual y uno a uno con el empresario, sino hay que ir en la unión de trabajadores y esa fuerza se canaliza a través de los sindicatos.
Lo que ha pasado en este periodo con la negociación de los ERTE es muy reveladora. Cuando nos dan la oportunidad de interlocutar para buscar medidas buenas para los trabajadores, lo hemos hechos y la gente lo ha apreciado.
Pero más allá de los ERTE, el sindicato en este tiempo ha recibido cientos de miles de consultas y se ha expresado también en un aumento de afiliación a pesar de los tiempos como estos que tiene dificultades para llegar a final de mes. Es un dato revelador.
–¿Cómo ve la gestión de la Ejecutiva durante estos años tras una crisis que sufrió CCOO hace ya algunos años?
–Yo que fui testigo directo de aquel proceso puedo afirmar sin ningún tipo de reserva que la situación se ha remontado espectacularmente. Las dificultades que tuvimos desde el punto de vista de los recursos, porque ésta es una organización modesta, se han resuelto bien. La afiliación ha crecido. Las federaciones se han consolidado y podemos estar razonablemente satisfechos con la evolución del trabajo sindical en Melilla. También ha supuesto una mayor cohesión dentro del sindicato.
–¿Cuáles serán los retos a los que se tienen que enfrentar a nivel sindical en la ciudad?
–Pues hay que reforzar el ritmo de crecimiento de afiliaciones, que es positivo y que es para felicitarse. Y hay que volcarse en el trabajo de representación de trabajadores. Hay que intentar que los trabajadores se organicen, convoquen elecciones sindicales en sus puestos de trabajo para tener representación. Y es que contar con representación sindical no solo es positivo para el sindicato por contar con más o menos delgados, sino que es un beneficio para los propios trabajadores porque cuando no tienen representantes y no están organizados están a la discrecionalidad del empresario. Es tan sencillo como esto.
Así que yo voy a animarles a que sigan con este trabajo de extensión sindical.
Además, hay que pedir su colaboración con la confederación para afrontar todos los retos que hay en el estado.
Por último, he comentado a los delegados que Unai Sordo vendrá en cuanto pueda y será lo antes posible. No ha podido ser ahora porque estamos en varios procesos congresuales y ahora es difícil. Pero he hablado con él y me ha expresado su deseo de que vendrá.