Una vez finalizado enero, se aprecia un crecimiento desmedido del coronavirus en las ciudad tras las fiestas de Navidad. Durante el pasado mes, los contagios de Covid-19 se han triplicado y se han duplicado el número de víctimas mortales. Melilla tiene actualmente 1.081 casos activos y registra una de las mayores presiones hospitalarias del país,, además de una incidencia acumulada por encima de la media nacional.
La fiestas navideñas han pasado una factura cara. La relajación de las medidas sanitarias no fueron bien entendidas por algunos, y de esa falta de solidaridad vienen estas consecuencias. Reducir las restricciones no fue un llamamiento a olvidarse de la pandemia, fue una flexibilización para permitir disfrutar de la navidad dentro de lo posible y no apretar en unas fechas tan señaladas a una población que ya está fatigada por la pandemia. Pero hubo quien no lo entendió y aprovecho la circunstancia para celebrar la fiestas sin respetar las normas sanitarias y ahora estamos pagando las consecuencias. El resultado es que enero ha sido el tercer mes mas duro de la pandemia y ahora mismo nos encontramos en una situación muy delicada. Por eso, sorprende que siga habiendo personas que no usan mascarilla, que no respetan las limitaciones de aforo y que siguen comportándose como si el virus no existiera. Incluso hay quienes discuten cada nueva normativa ,como si la realidad sanitaria no fuera lo grave que es. Es incomprensible, o se trata de personas que defienden intereses espurios o no viven en este mundo.
No se puede permitir que el comportamiento egoísta y desconsiderado de unos pocos no conduzca al abismo, se debe aplicar el régimen sancionador de manera inflexible con aquellos que no cumplen las normas sanitarias.