Los expertos sanitarios están siendo muy claros al insistir en lo que debería estar más que asumido por todos: no se puede pensar en una Navidad común, como la de otros años. Advierten además que planteársela es no solo engañarnos sino crear riesgos innecesarios, poniendo el acento en días clave como la Nochebuena, que se vive horas antes en Melilla en las calles y en los bares. Este año no puede ser así, no lo debe ser, porque consentir que esas imágenes se repitan provocará que haya un pico tremendo de contagios y por tanto más posibilidad de muertes.
Hay que apostar por la VIDA, no deberíamos estar insistiendo, editorial tras editorial, en lo mismo. Pero parece que hay quienes siguen sin enterarse, parece que hay quienes insisten en que todo vuelva a la normalidad porque sí, sin pensar en las consecuencias que puede traer para la salud de todos.
Cada vez estamos consiguiendo mejores datos, bajando el número de ingresos, llegando a unas cifras de contagios que nos reporten cierta tranquilidad, recuperando por tanto algunas de las parcelas de disfrute que se habían perdido. No se puede tener todo, y no se puede tener porque es un claro atentado a la vida, es una falta de respeto a quienes han sufrido esta pandemia de manera tan dura y es una medida discriminatoria respecto de otras que se han adoptado anteriormente. Ahora, toca que todos seamos reponsabes y que en la Adminsitración prime la responsabilidad sobre las presiones que, sin miramiento, se están ejerciendo desde algunos ámbitos que están olvidando qué es lo que realmente hay que salvaguardar.