En pausa y atrás quedan las grandes reuniones familiares para celebrar el nacimiento del niño Jesús, el año nuevo o la llegada de los Reyes de Oriente. La pandemia trastoca la rutina diaria y también los anhelados encuentros con los seres queridos.
El Gobierno central llevará hoy al Consejo Interterritorial de Sanidad un planteamiento: limitar las reuniones de Nochevieja y Nochebuena a un máximo de seis con toque de queda hasta la 1:00 de la madrugada.
Aún queda que esta propuesta sea aprobada, pero las fiestas de este 2020 no serán iguales a las de años anteriores. La crisis sanitaria generada por el coronavirus debe ser una llamada a la reflexión para primar la prevención, la seguridad y la vida. Es imperativo el cumplimiento de las medidas higiénico sanitarias. Solo en noviembre en la ciudad han fallecido 18 personas de las 37 que han perdido la vida a causa de este virus.
El gran número de curados es un dato esperanzador, pero no hay que olvidar que Melilla aún tiene más de 1.000 casos activos. El virus ha golpeado con fuerza a la ciudad en la segunda ola. Desde finales de junio cuando se conoció de un brote activo, los casos han ido en aumento sin bajar la guardia. Sólo en las últimas semanas, la curva parece doblegarse y la tendencia ha descendido. Aún es muy pronto para retomar la vida social habitual. Hay que hacer un ejercicio de responsabilidad individual para cuidar la vida de las personas mayores, así como la propia.
Probablemente, la tecnología juegue un papel relevante para felicitar en las fiestas y los abrazos serán por medio de las pantallas. Es momento de hacer una pausa en las reuniones y pensar en que este será un sacrificio para que en las próximas fiesta la familia pueda volver a reencontrarse. Será una Navidad diferente para cuidar las que quedan por venir.