El secretario federal de Libertades Públicas del PSOE, Álvaro Cuesta, destacó en su discurso que la Ley de Libertad Religiosa se ha quedado atrás y que se debe realizar una reforma de la misma, e incluso destacó que debería llamarse Ley de conciencia y convicción.
En este sentido, Cuesta destacó que es necesaria una nueva gestión de la atención pública de la diversidad religiosa ya que el contexto social de las ciudades se ha visto modificado desde la aprobación de la ley y de los acuerdos que el Estado mantiene con diferentes confesiones religiosas.
Así, indicó que “hacen falta herramientas de gestión” para las situaciones que plantean cada una de las manifestaciones religiosas que hay en España como es el caso de la falta de suelo para los enterramientos, las necesidades de alimentación acordes con las religiones y la asistencia espiritual en centros públicos de régimen de internamiento; el apoyo a las asociaciones o movimientos laicos, la regulación de los funerales de Estado para que sean sólo civiles, aunque las familias de los fallecidos realicen un acto religioso en la intimidad; la distribución urbanística de los centros de culto o la eliminación de los símbolos religiosos a excepción de aquellos que tengan valor artístico, histórico o cultural de los lugares públicos.
De esta forma, Cuesta reflexionó sobre la necesidad de asegurar no sólo una diversidad religiosa, sino la libertad de conciencia del individuo. Además, destacó que sería interesante la creación de un observatorio estatal de la pluralidad y libertad de conciencia.