“Esto es un encargo”. Así fue como se presentó una acusada de sendos delitos de lesiones y de robo con violencia a otra mujer antes de propinarle una brutal paliza, presuntamente. De acuerdo con el escrito acusatorio de la Fiscalía de Melilla, la denunciante recibió hasta mordiscos en el transcurso de esta agresión. Estos hechos supuestamente tuvieron lugar en agosto de 2013. Un mes después, la misma procesada actuó en compañía de otra mujer para agredir de nuevo a la víctima, además de robarle una cadena, siempre según la versión del ministerio público. Ambas acusadas se enfrentan a peticiones de condena de cuatro años de prisión, así como a multas de 720 euros.
Las investigadas se sentaron este martes en el banco de los acusados del Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla, donde se enjuiciaron los hechos por los que están imputadas. La primera en declarar sostuvo que ni conocía a la denunciante ni a la otra mujer encausada. En este puntó, negó ante el juez haber agredido nunca a nadie “por encargo”.
Según dijo, la denunciante recibió amenazas a través de su cuenta de Twitter en un periodo en el que le habían “robado la cuenta”, por lo que ella no era la autora de los mensajes. “Me dijeron que quienes pegaron a la víctima fueron la otra acusada y otra chica que se parece a mí”, señaló.
La segunda procesada también negó la acusación. Aseguró que no estuvo en la explanada de Camellos en el momento en que dos mujeres agredieron a la denunciante en septiembre de 2013, robándole también una cadena. “Yo no conozco a la víctima”, afirmó.
Según relató, su única relación con estos hechos es que al día siguiente de los mismos recibió una llamada desde la Jefatura Superior de Policía, donde se le informó de que tenía que acudir a la misma y, una vez allí, quedó detenida.
No las reconoce
La denunciante, cuando interpuso la querella, reconoció a las dos procesadas en la comisaría a través de fotografías. En cambio, en el juicio aseguró que se trataba de un error puesto que ninguna de las acusadas fueron las personas que la agredieron. “Estoy segura de que no son las chicas, aunque se parecen”, manifestó.
A la vista de que la propia querellante sostuvo que las acusadas no participaron en los hechos denunciados, las defensas solicitaron la libre absolución de sus clientes.
La fiscal, en cambio, decidió mantener su acusación, pidiendo prisión para las dos investigadas.
En el derecho a la última palabra, una de las encausadas proclamó que quería denunciar por los daños y perjuicios que le había causado en su vida esta acusación, sostenida a lo largo de cinco años. El juez le aclaró que para ello tendría que acudir a comisaría o registrar un escrito en la Fiscalía.
El caso quedó visto para dictar una sentencia.