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Radares fijos y un ‘multacar’ ayudarán a lograr más seguridad vial para nuestras calles
El alto índice de accidentes de tráfico registrado en Melilla es un hecho que pedía a gritos la adopción de medidas contundentes por parte del Gobierno local. La puesta en marcha de iniciativas que frenen la vorágine de siniestros se hizo aún más urgente después de que el mes pasado un ciudadano que circulaba en bicicleta por el barrio de Cabrerizas muriera atropellado por un coche cuyo conductor triplicaba la tasa de alcoholemia considerada delito.
Ayer, durante el pleno de la Asamblea, el consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González, anunció que el área que dirige tiene previsto instalar cuatro radares fijos en distintos puntos de Melilla.
Evidentemente, la ubicación de esos radares no va a revelarse, pues cuanta menos información tengan al respecto los conductores que tienen la mala costumbre de pisar el acelerador más de la cuenta, más factible será cazarlos ‘in fraganti’ cuando lo hagan.
Pero el control más exhaustivo de la seguridad vial se reflejará también en el uso de un ‘multacar’, es decir, un vehículo que circulará por las calles dotado de una cámara en su techo, la cual le permitirá captar las matrículas de quienes infrinjan las normas.
Aparte, la Ciudad llevará a cabo un estudio de los llamados ‘puntos negros’, esto es, cruces caracterizados por no tener la suficiente visibilidad, lo que los convierte en lugares con mayor riesgo de accidentes de tráfico.
Las medidas adoptadas por la Ciudad son fundamentales para garantizar una conducción responsable en nuestras calles. Los radares fijos, y el mencionado ‘multacar’, unidos a un estudio de las zonas en las que se precisan mejoras para facilitar la conducción, conseguirán que sea más segura la circulación. Sin olvidar los controles de alcoholemia, otra medida básica de seguridad.