Hoy se pone el punto y final a una campaña electoral marcada de forma inevitable por haber sido la secuela de un desencuentro: el de los partidos que en los comicios del pasado 20 de diciembre recibieron el mandato de los votantes para alcanzar pactos que garantizaran la gobernabilidad de la Nación.
El 20-D dibujó un mapa electoral totalmente inédito en casi cuatro décadas de democracia. Por primera vez, el veredicto de las urnas arrojaba un resultado de incertidumbre, en el que resultaba imposible predecir cuál de los partidos con más representación en el Parlamento podría encabezar un Gobierno.
La XI Legislatura comenzaba, pues, con la imperiosa necesidad de que las formaciones con mayor presencia en la Cámara Baja (PP, 123 diputados; PSOE, 90; Podemos, 69; y Ciudadanos, 40) hicieran un ejercicio de responsabilidad y buscaran un acuerdo de gobernabilidad. Bien llegando a pactos, bien facilitando que otros los alcanzasen. El fracaso de las negociaciones, sin embargo, obligó el pasado 3 de mayo a que el Rey firmase el decreto de convocatoria de nuevas elecciones.
Dentro de dos días, las urnas emitirán un nuevo veredicto y, según las encuestas, las dificultades para alcanzar un pacto de Gobierno podrían ser las mismas.
Pese a la decepción existente en la sociedad a causa del desencuentro mostrado por las fuerzas políticas a la hora de formar un Ejecutivo, es fundamental hacer un llamamiento al voto. La democracia se ejerce acudiendo a los colegios electorales y no quedándose en casa con el convencimiento de que nada va a cambiar.
En Melilla, 57.794 electores estamos llamados a las urnas, lo que supone 522 más que en los comicios de diciembre, según los datos facilitados por la Delegación del Gobierno. Las mismas fuentes subrayan que la franja que abarca a la mayoría de los votantes es la de personas comprendidas entre los 45 y los 64 años. También que hay más hombres con edad para votar (27.253) que mujeres (26.053).
Una alta participación es el mayor ejercicio de responsabilidad que se puede hacer este 26 de junio. La pelota está ahora en el tejado de los electores. Pero, la noche del 26-J, la responsabilidad pasará a estar en manos de los políticos. Será entonces cuando tendrán que obedecer el mandato de las urnas y buscar con todas sus fuerzas que dentro de otros seis meses no haya que convocar unas nuevas elecciones generales.