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El consejero está satisfecho con los resultados y trabaja para volver a ponerlo en marcha pronto
El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, está satisfecho con los resultados que ha tenido el primer grupo de educadores de calle que han estado trabajando con menores extranjeros que no quieren ser acogidos por la Administración. Ventura aseguró en declaraciones a El Faro que se ha recuperado a muchos niños que han accedido a ir a los centros, aunque no pudo concretar la cifra exacta a la espera de recibir los últimos informes elaborados por los técnicos.
El consejero indicó que además de los menores que han accedido a ir a los centros de acogida, los educadores también han realizado otro tipo de intervenciones con los niños, entre ellas sanitarias, haciendo pequeñas curas o derivándolos para que los atendieran sanitarios.
Nueva adjudicación
Ahora, desde la consejería ya trabajan para sacar a concurso una nueva adjudicación del servicio de educadores de calle, pero ya por un periodo más largo. El consejero de Bienestar Social no supo precisar cuándo podrían estar trabajando de nuevo con los niños, aunque su objetivo es que sea cuanto antes. Hay que recordar que Ventura apuntó desde el principio que el objetivo era que este programa se alargase al menos dos años en el tiempo para obtener resultados a largo plazo.
Problemas de adicciones
La Administración pretende mediante esta acción acercarse más a estos menores y saber por qué no quieren vivir en los centros. También realizan intervenciones con niños que tienen problemas de adicciones o tratan de averiguar si en algunos casos hay trastornos de conducta que pueden estar detrás de que no quieran acudir a los centros.
Entre 50 y 100 en la calle
Actualmente en la ciudad hay acogidos alrededor de 540 menores, a los que hay que sumar los que viven en la calle, que se calcula que pueden ser entre 50 y 100. No obstante, es difícil establecer una cifra exacta, entre otras cosas, porque a veces entre los jóvenes hay mayores de edad.
La llegada de menores a la ciudad es incesante. Los niños aprovechan aglomeraciones en los puestos fronterizos o las colas de vehículos para pasar al lado español. Prácticamente a diario se producen llegadas y los centros de acogida llevan meses muy por encima de su capacidad. Mientras tanto Gobierno español y marroquí trabajan para buscar una solución a esta situación.