La accesibilidad en el espacio público y en las viviendas parece que es una asignatura pendiente en Melilla, y aún más en las zonas periféricas. Los ciudadanos con una movilidad reducida como las que están en silla de ruedas o las personas mayores tienen dificultades para desplazarse, como ocurre en el Tiro Nacional.
Ana María es una vecina de la zona y tiene un hijo en silla de ruedas. Vive en un bajo, aunque hay que subir varios escalones para acceder a la vivienda. Su reivindicación es que se le instale una rampa fuera de la fachada con acceso a la habitación de su hijo, o si no al comedor, como ya ocurre en un par de casas de su barrio, donde se han sustituido las ventanas por puertas y han instalado rampas. Mientras tanto, Ana María y su hijo dependen de un montacargas en los escalones de su portal pero esta vecina teme que algún día se estropee.
Hace tres años, el colegio Enrique Soler hizo una gala benéfica para recaudar fondos para que el hijo de Ana María tuviera recursos. “Yo agradezco que hicieran esa gala y el ayuntamiento nos puso una pequeña rampa para el portal, aunque insistí bastantes veces. El caso es que hay rampas en otras casas que dan directamente para la vivienda y nosotros no tenemos nada”, reclama Ana María.
La vecina del Tiro Nacional denuncia que estas instalaciones son ilegales, aunque afirma que le han comentado que ha sido la Ciudad la que las ha habilitado. “Aunque las haya puesto el ayuntamiento, pueden seguir siendo ilegales”, agrega. Una de estas rampas se instalaron después del terremoto en 2016, según explica Ana María: “El vecino me dijo que a su mujer le había dado un ictus y que lo necesitaban. Yo lo entiendo, pero yo llevo años pidiendo que me pongan una a mí”.
Esta vecina y madre del joven en silla de ruedas sigue reclamando que se le de alguna solución: “Si no se puede poner rampas o ascensores, que me den la oportunidad de mudarme”.
Por otro lado, Ana María asegura que en su edificio, el cual no tiene ascensor por falta de espacio, viven personas mayores en el tercer piso, algo que genera incomodidad ya que apenas pueden salir ante la dificultad de subir y bajar escaleras.
Otro vecino que vive enfrente de Ana María, Miru, también se queja de las condiciones: “Mi padre y varias personas mayores viven en el cuarto piso y para llegar al bajo hay que subir trece escalones”. “Intentan respirar cada vez que suben escaleras, ya no sabemos a dónde ir o qué hacer”.
Esta escasez de recursos hace que los melillenses que viven en el Tiro Nacional estén descontentos. Miru asevera que este año no han visto a los miembros del gobierno de la ciudad pasar por el barrio: “Ya lo hicieron otros años y esta vez no han pasado”.
Mientras tanto, los vecinos del Tiro Nacional viven en estas condiciones sin saber si algún día la Ciudad Autónoma tendrán en cuenta sus solicitudes y quejas.