Este verano el Gobierno de España anunció vía El País que había designado a una alta funcionaria del Estado para que se dedicara en exclusiva a sacar adelante el Plan Estratégico de Melilla y Ceuta.
Pues bien, esa alta funcionaria ha enviado un e-mail de despedida a sus compañeros del Ministerio de Política Territorial, en el que avisa de que cambia de puesto y les agradece el apoyo durante el tiempo que estuvo trabajando con ellos en un proyecto (entendemos que es el Plan Estratégico de Melilla) que ella define como “apasionante”.
La alta funcionaria con dedicación completa para concentrarse en el Plan Estratégico de Melilla se marcha ahora a la Agencia Española de Cooperación Internacional y según ha podido saber El Faro de Melilla estará trabajando en la Dirección de Cooperación con África y Asia.
Pero no fue eso lo que nos respondieron este jueves desde el Ministerio de Política Territorial. Finalmente el departamento de Comunicación ha contestado a nuestras preguntas del lunes sobre si hay previsiones de sacar adelante el Plan Estratégico de Melilla; si esas previsiones tienen fecha y si cambia el enfoque que le había dado el ministro Miquel Iceta, ahora al frente de la cartera de Cultura.
Para nuestra sorpresa, desde Política Territorial nos responden este jueves que en estos momentos están trabajando en el “diagnóstico para identificar opciones y propuestas con prioridades, instrumentos y recursos en áreas clave como la identificación de sectores de potencial crecimiento productivo para generar riqueza y arraigo, crear oportunidades, especialmente para los jóvenes y poner en marcha políticas de cohesión social (…)”.
Como lo oyen, Melilla está al borde de la extremaunción y en Madrid todavía están trabajando en el diagnóstico de la enfermedad que nos tiene al borde de la muerte. Si no se dan prisa igual completan el diagnóstico con el informe de la autopsia.
No podemos más que llevarnos las manos a la cabeza. Cómo es posible que el 27 de junio el Gobierno de España tuviera entre manos un “plan urgente para evitar la asfixia económica de Ceuta y Melilla” y a mediados de septiembre todavía estén entretenidos con el diagnóstico.
El plan esbozado para el rescate de Melilla y Ceuta estaba supuestamente basado en un informe que alertaba al Gobierno de España de la polarización y la xenofobia provocadas por el vuelco demográfico que viven las dos ciudades autónomas, debido, sobre todo, a la inmigración y al aumento de la población de origen marroquí que vive en ambas ciudades, en muchos casos, de manera irregular.
Esto, advertía el informe, trae como consecuencia el aumento de la polarización, la brecha social; la aparición de sentimientos xenófobos y el desapego al Estado debido a la cuestionable calidad de servicios públicos como la Educación y la Sanidad, que muchos melillenses y ceutíes consideran que están infradotados y al límite debido, en su opinión, a la sobreexplotación por parte de los extranjeros.
En junio de este año, el Gobierno central ya estaba al tanto de la rapidez con que se deteriora la situación social en Melilla y Ceuta debido a la “desconexión económica” que ha provocado el cierre de la frontera con Marruecos en ambos territorios.
Asimismo el Gobierno de Sánchez decía tener claro que la anexión de Melilla y Ceuta es un objetivo irrenunciable de Rabat, que tampoco piensa desistir de su intención de asfixiar económicamente a ambos territorios.
Y aunque los problemas de las ciudades autónomas no son nuevos, esta vez el Gobierno de Pedro Sánchez había dicho basta y se había negado a seguir mirando para otro lado para no molestar a Marruecos.
Fue en ese contexto que se habló de un Plan Estratégico (económico) para las dos plazas españolas en el norte de África que iba a estar listo “antes de verano”. Pero ahora dicen que no, que están trabajando en el diagnóstico de la situación.
El plan esbozado para rescatar a Melilla y Ceuta contemplaba en junio las altas tasas de paro de las dos ciudades autónomas, que aún así superan hasta en seis veces con sus rentas las de los territorios marroquíes que las rodean. De ahí, insistía, la alta presión migratoria que sufren ambos enclaves españoles en África.
Ante esta situación desesperada, Moncloa habría hecho el encargo de sacar adelante el rescate de Melilla y Ceuta con al menos seis medidas urgentes. Entre ellas, la inclusión de las dos ciudades en la Unión Aduanera, el impulso de la actividad portuaria, las rebajas fiscales para atraer inversiones y potenciar el juego online y el turismo; la mejora de las comunicaciones con la península; el aterrizaje de efectivos de Frontex en la ciudad y la solicitud de visados a los residentes de Nador.
También se dijo que se iba a promover una mayor presencia de los ministros del Gobierno en la ciudad y por aquí no ha venido ni el Tato
En fin, señores, que nos timaron. No hay Plan Estratégico para el rescate económico de Melilla. Llevamos desde 2018 en estado crítico y tres años después, Madrid sigue sin tener claro el diagnóstico de lo que nos mata.
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