Iniciamos hoy lo que sin duda es la recta final de una Semana Santa marcada climatológicamente por el fuerte viento que ha reinado en estos días pero que no ha impedido la salida de las cofradías más allá de lo sucedido el pasado Domingo de Ramos, cuando la lluvia dejó a La Pollinica y la imagen de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza en su Casa Hermandad. A lo largo de las últimas jornadas, Melilla ha demostrado por qué en estas fechas se convierte en una ciudad singular en África: las procesiones le dan un aire místico que se considera todo un descubrimiento para las cientos de personas que viajan a este lado del mar para pasar aquí sus vacaciones.
La Semana Santa vuelve a ser un gran acontecimiento religioso y cultural, que pone de manifiesto cómo las nuevas generaciones de melillenses disfrutan salvaguardando las tradiciones de su comunidad. Son innumerables los jóvenes que participan en las estaciones de penitencia, ya sea llevando los tronos y pasos que reflejan la pasión y muerte de Jesús, en las agrupaciones musicales de las hermandades, como penitentes, mantillas o simplemente como espectadores de esta fabulosa catequesis plástica que forma parte del acervo cultural de Melilla.
Ver a tantos chicos en las procesiones es garantía de que la Semana Santa melillense tiene futuro, un futuro prometedor porque también son muchos los que acercan a sus hijos más pequeños a las imágenes, a las sedes de las cofradías, a presenciar la salida de los tronos y a acompañar a las vírgenes y cristos por las calles del centro en lo que no puede ser otra cosa que una inversión maravillosa para la supervivencia de las procesiones.
Este Viernes Santo, además, saldrá a la calle el Santo Entierro, el desfile procesional oficial de Melilla, en el que el comandante general ostentará la representación de Su Majestad el Rey Felipe VI y en el que estarán presentes todas las autoridades civiles y militares de la ciudad acompañando al que, sin duda, es el paso más impresionante: Jesús en el ataúd de cristal seguido por su Madre en el momento del mayor dolor y soledad.
Y llegará la alegría y el festejo de la Resurrección el domingo con ese espectacular encuentro del Hijo de Dios con María en la Plaza de España, cerrándose así una nueva Semana Santa que, sin duda, quedará para la historia como otro gran éxito de la ciudad de Melilla.