E L anuncio del director general de Aduanas marroquíes, Nabyl Lakhdar, de dar por finiquitado el ‘comercio atípico’ en Melilla y Ceuta debe hacer reflexionar a los políticos, empresarios, sindicatos y todas las fuerzas de la ciudad. El impacto y las consecuencias que generaría esta medida en Melilla podrían ser “graves” económicamente.
Por ello es necesario repensar la ciudad, buscar un norte y unir esfuerzos para girar el barco y remar juntos en la misma dirección. En la Ciudad hay preocupación por la situación, así como en otros sectores de Melilla, por ello es momento de dejar las diferencias de lado y pensar en el futuro de la ciudad, pensar en la Melilla que se quiere y se puede lograr.
Las cartas están sobre la mesa. De las crisis surgen oportunidades, emprendimientos e ideas que nunca antes se contemplaron. Cada una de estas hay que evaluarlas y no descartar ninguna. Pero también es imperativo que el Gobierno central apoye y la ciudad sienta el respaldo de España en una época complicada. El turismo siempre es una buena alternativa para Melilla, pero hay que mejorar las debilidades existentes en esta rama y fomentar las visitas de foráneos.
Melilla es un mar de oportunidades, debe sentar las bases para además tener una economía fuerte, con creación de empleo para los melillenses. Hay que pensar en la ciudad, en el futuro y en el porvenir que se quiere y, a partir de allí, tomar medidas urgentes para hacer reflotar la economía.