Melilla siempre ha sido una ciudad solidaria. Lo ha demostrado en infinidad de ocasiones. Cuántas veces los melillenses se han movilizado para ayudar en catástrofes varias, aportar su granito de arena y colaborar con quienes sufren, ya sea lejos de aquí o los propios inmigrantes cuando todavía no tenían garantizada por el Estado su manutención.
Por eso no es extraño que ayer el presidente Imbroda anunciara que se sacarán 50.000 euros de los presupuestos de todos los ciudadanos para enviarlos a la Agencia Española de Cooperación Internacional, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, y que se canalice de la mejor y más eficiente manera posible en atender a los damnificados por el terremoto del sur de Marruecos.
La partida presupuestaria no puede corresponder a los gastos de emergencia, que estaban dotados con 25.000 euros y que el anterior Gobierno empleó en las ayudas por el terremoto que afectó tan desgraciadamente a Siria y Turquía. Ahora habrá que sacar el dinero de cualquier otro lado, pero se tendrá listo para ser enviado a las instituciones que lo puedan emplear en la zona afectada.
En tiempos en los que Melilla sufre tan profundamente la presión y la asfixia económica que practica el vecino país, saca de nuevo su cara más solidaria y da ejemplo de humanidad porque lo primero siempre será tender la mano al que sufre y luego está la política, aunque haya muchas personas que no compartan ese criterio, como se está viendo en estos días en las redes sociales.
Marruecos ya reconoce más de 2.500 muertos y casi 3.000 heridos por este devastador seísmo y la ayuda española ha llegado a los lugares más afectados, pueblecitos y aldeas en la montaña, aparte de Marrakech, que ha perdido muchos de sus milenarios edificios que convertían a la ciudad en Patrimonio de la Humanidad.
Nuestros militares de la UME están sobre el terreno y bomberos de varias localidades colaboran en las tareas de rescate junto a perros adiestrados en la búsqueda de personas. Puede que sea la cercanía pero los españoles nos sentimos en estos momentos muy cercanos a los marroquíes, que pasan por momentos muy duros: muchos han perdido a sus familias, sus casas, su medio de vida, incluso su tranquilidad de futuro.
Y si los españoles están conmovidos con lo que ha sucedido, los melillenses mucho más porque se trata, en definitiva, de vecinos que hasta tienen familiares en nuestra ciudad, donde la tragedia se siente con especial intensidad.
En definitiva, esperemos todos que nuestra aportación tenga el uso más conveniente y pueda paliar, aunque sea un poco, el trance por el que atraviesan esos marroquíes, que siguen durmiendo en las calles por miedo a que se repita el terremoto.