La Ciudad Autónoma de Melilla ha gestionado un total de 114 toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) durante el año 2024, según los datos facilitados por la Fundación ECOLEC, organización sin ánimo de lucro que opera a nivel nacional en el ámbito del reciclaje. Esta cifra supone una media de 6,55 kilos reciclados por habitante, un volumen significativo que evidencia el compromiso de la ciudadanía melillense con la protección del medio ambiente. No obstante, representa un descenso del 22,97% respecto al ejercicio anterior, cuando se recogieron 148 toneladas, según datos publicados por El Faro de Melilla en abril de 2024.
El balance anual ha sido difundido por la Fundación ECOLEC con motivo de su campaña de concienciación sobre el reciclaje responsable de aparatos eléctricos, una práctica clave en el marco de la Economía Circular y la lucha contra la contaminación ambiental.
El director general de la Fundación, Luis Moreno, ha querido agradecer públicamente la implicación ciudadana y ha destacado que “el reciclaje de RAEE no solo es fundamental para reducir el volumen de residuos peligrosos, sino también para reaprovechar componentes valiosos y minimizar el impacto ambiental de la producción industrial”. Según explicó, el comportamiento de Melilla refleja una “concienciación creciente” y un “compromiso social con el entorno”.
Problema global en expansión
El reciclaje de residuos electrónicos se ha convertido en uno de los grandes desafíos medioambientales del siglo XXI. Según la Organización de las Naciones Unidas, la generación mundial de residuos electrónicos crece cinco veces más rápido que su tasa de reciclaje. En el año 2022 se generaron 62 millones de toneladas de RAEE en todo el mundo, una cantidad que llenaría 1,55 millones de camiones de 40 toneladas. La tendencia ascendente continúa, con una estimación de 82 millones de toneladas para el año 2030, si no se adoptan medidas más eficaces en materia de recuperación y tratamiento de estos residuos.
Moreno ha alertado del grave impacto ambiental y sanitario que supone no reciclar adecuadamente estos aparatos: “Un frigorífico mal reciclado puede emitir gases de efecto invernadero equivalentes a las emisiones de un coche recorriendo 15.000 kilómetros”, advirtió. A ello se suma el coste humano y ambiental de la extracción de materias primas necesarias para la fabricación de nuevos productos tecnológicos, muchas veces llevada a cabo en países con legislaciones ambientales laxas y condiciones laborales precarias.
Melilla, en la Economía Circular
Desde la Fundación ECOLEC recuerdan que todos los dispositivos eléctricos y electrónicos, desde móviles y ordenadores hasta frigoríficos y pequeños electrodomésticos, pueden tener una segunda vida útil si se gestionan correctamente. El proceso de reciclaje permite no solo la reutilización de componentes, sino también el desmontaje controlado de materiales potencialmente contaminantes, como metales pesados, plásticos o gases nocivos.
La ciudad de Melilla participa activamente en el sistema nacional de recogida selectiva de RAEE y cuenta con puntos habilitados para la entrega segura de estos aparatos, ya sea a través de puntos limpios municipales, servicios de recogida específicos o establecimientos colaboradores autorizados.
“Cada usuario es un actor clave en este proceso. Depositando sus aparatos en el lugar adecuado, se contribuye a un modelo más sostenible y eficiente”, señala Moreno, quien también ha insistido en la necesidad de continuar reforzando la educación ambiental y la accesibilidad a sistemas de recogida para mantener y mejorar los niveles de reciclaje actuales.
La Fundación ECOLEC coordina desde hace años la recogida, tratamiento, valorización y eliminación de RAEE, así como de pilas y acumuladores, garantizando la responsabilidad ampliada del productor según lo dispuesto en la legislación española y europea. Entre sus certificaciones se encuentran la ISO 9001 de Calidad y la ISO 14001 de Medio Ambiente, y es miembro del Pacto Mundial de las Naciones Unidas.
Desde 2017, ha gestionado más de 100 millones de kilogramos de residuos conforme al Real Decreto 110/2015, contribuyendo de manera decisiva a un sistema más eficiente de gestión de residuos tecnológicos en España.
Con iniciativas como la publicada esta semana, la fundación pone en valor el esfuerzo de territorios como Melilla y subraya la importancia de continuar avanzando hacia una cultura del reciclaje sólida, transversal y extendida a toda la ciudadanía.