Hay fechas que trascienden el calendario para convertirse en símbolos. El Año Nuevo de la Hégira 1447 es una de ellas para Melilla. No porque marque el tiempo de una comunidad específica, sino porque celebra el tiempo de todos nosotros.
Melilla no es diversa por casualidad. Es diversa por decisión. Por la decisión de generaciones de melillenses que eligieron construir una sociedad donde las diferencias religiosas, étnicas y culturales fueran motivo de orgullo y no de división.
Cuando vemos a nuestras autoridades felicitar oficialmente por el Año Nuevo islámico, no presenciamos un acto de corrección política. Presenciamos la materialización de una idea de ciudad que hemos construido colectivamente: Melilla como hogar común de comunidades diversas.
Pero seamos honestos. La convivencia intercultural no se logra solo con ceremonias oficiales y declaraciones públicas. Se construye en el día a día, en las escuelas, en los barrios, en los mercados, en las conversaciones entre vecinos.
El verdadero éxito del modelo melillense no está en que celebremos juntos las festividades de otros. Está en que estas celebraciones hayan dejado de ser "de otros" para convertirse en nuestras. Cuando un niño cristiano explica a sus padres qué significa la Hégira, cuando una familia musulmana participa en las procesiones de Semana Santa, cuando comerciantes hindúes cierran sus tiendas por respeto en Yom Kippur, estamos viendo convivencia real.
La Responsabilidad del Ejemplo
Melilla tiene una responsabilidad que va más allá de sus fronteras. En un mundo donde los conflictos interreligiosos marcan la actualidad, donde la islamofobia crece en Europa, donde el antisemitismo resurge, donde los fundamentalismos de todo signo ganan terreno, nuestra ciudad representa una alternativa.
No somos perfectos. Tenemos nuestros problemas, nuestras tensiones, nuestros prejuicios. Pero hemos demostrado que es posible construir sociedades donde la diversidad religiosa sea compatible con la cohesión social.
Un Compromiso con el Futuro
El Año Nuevo de la Hégira 1447 nos debe servir para renovar nuestro compromiso con el modelo melillense. No podemos dar por garantizada nuestra convivencia. Debemos cuidarla, fortalecerla, transmitirla a las nuevas generaciones.
Esto significa invertir en educación intercultural, promover el diálogo interreligioso, combatir los prejuicios, crear oportunidades económicas para todos, mantener nuestra identidad plural.
Celebrar la Hégira en Melilla no nos hace menos españoles, menos europeos, menos occidentales. Nos hace más melillenses. Y ser melillense significa entender que la riqueza de una sociedad no se mide por su homogeneidad, sino por su capacidad de hacer convivir la diversidad.
En tiempos de polarización, Melilla elige la síntesis. En épocas de confrontación, optamos por el diálogo. Frente a los que predican el choque de civilizaciones, nosotros practicamos el encuentro de culturas.
Desde estas páginas, queremos lanzar una invitación al mundo: vengan a conocer Melilla durante el Año Nuevo de la Hégira. Vean cómo es posible que una mezquita, una iglesia, una sinagoga y un templo hindú compartan la misma ciudad sin conflictos.
Comprueben que la convivencia intercultural no es una utopía, sino una realidad cotidiana que construimos día a día con esfuerzo, respeto y mucho diálogo.
Porque al final, el verdadero mensaje de la Hégira – la búsqueda de un lugar donde vivir en paz y libertad – lo hemos encontrado aquí, en Melilla, donde ser diferente es la mejor manera de ser iguales.
Feliz Año Nuevo de la Hégira 1447 a toda la familia melillense.