La Consejería de Medio Ambiente y Naturaleza de Melilla ha intensificado el seguimiento y control sobre la expansión de la Rugulopteryx okamurae, un alga invasora originaria del sudeste asiático que ha comenzado a proliferar en aguas cercanas a la ciudad y que ya ha generado serios impactos en otras zonas costeras de España y Europa.
El anuncio lo realizó el consejero Daniel Ventura, en el marco del primer taller internacional sobre algas invasoras, que se celebra en Málaga entre el 7 y el 10 de abril, organizado por la Universidad Internacional de Andalucía. En este foro científico participan más de 70 expertos de todo el continente y 48 instituciones, entre ellas el Ministerio para la Transición Ecológica, comunidades autónomas, universidades y centros de investigación marina.
Esta especie exótica, incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, se caracteriza por su rápida expansión y su capacidad para colonizar fondos marinos rocosos, desplazando a las especies autóctonas. Su estructura ramificada le permite adherirse con fuerza a los sustratos, y su gran capacidad reproductiva la hace difícil de erradicar. En zonas del litoral andaluz y en el norte del Mediterráneo, su presencia ha generado graves desequilibrios ecológicos en los ecosistemas bentónicos, además de afectar económicamente a sectores como el pesquero, turístico y los servicios municipales de limpieza.
Detección y primeros pasos en Melilla
En Melilla, la Rugulopteryx okamurae fue detectada por primera vez en 2021 en la zona de Aguadú, en una observación realizada por el equipo científico de la Universidad Internacional de Andalucía. Sin embargo, no fue hasta el verano de 2024 cuando comenzaron a detectarse arribazones en playas urbanas, principalmente en San Lorenzo, Carabos e Hípica, donde su presencia ha generado preocupación entre las autoridades medioambientales.
“El impacto ecológico se encuentra todavía en un estado inicial, pero la experiencia en otros territorios nos advierte de su potencial destructivo si no se actúa con rapidez”, indicó Ventura.
Desde entonces, la Consejería ha puesto en marcha un plan de acción que incluye la asistencia técnica especializada, análisis de distribución, estudios de abundancia, recolección de muestras y el diseño de un plan de gestión y control de biomasa, actualmente en fase de borrador.
El trabajo no se ha limitado a la investigación. En los últimos meses se han celebrado reuniones con actores clave como los servicios de limpieza y playas, gestores de residuos, autoridades portuarias y asociaciones de buceadores, con el objetivo de informar sobre la presencia del alga, su potencial invasivo y los pasos que se están siguiendo para su control.
Además, en octubre de 2024 se organizó una charla divulgativa abierta a la ciudadanía como punto de partida para la concienciación pública, clave en cualquier estrategia de gestión ambiental.
“Estamos especialmente atentos a los posibles efectos sobre las zonas rocosas naturales del norte, donde habitan especies protegidas, y en donde esta alga podría representar una amenaza directa”, subrayó el consejero.
Durante su participación en el taller internacional en Málaga, Ventura destacó la importancia de compartir experiencias y soluciones entre territorios afectados: “El objetivo es nutrirnos del conocimiento que otros investigadores y gestores han generado en sus respectivos contextos, para aplicar en Melilla medidas eficaces y evitar llegar a una situación incontrolable”, apuntó.
Los asistentes al encuentro están presentando trabajos sobre metodologías de control, eficacia de la retirada manual y mecánica, impacto sobre las pesquerías artesanales, y posibles usos alternativos de la biomasa de esta alga, como su aplicación en biocombustibles o fertilizantes, aunque estas soluciones aún están en fase experimental.
El taller concluirá el próximo 10 de abril, y desde la Consejería han informado que en los próximos días se darán a conocer las conclusiones y recomendaciones prácticas del encuentro. Mientras tanto, Melilla continúa reforzando sus protocolos ante una especie que, aunque todavía en fase incipiente en la ciudad, podría alterar gravemente el equilibrio natural del litoral si no se toman medidas preventivas adecuadas.