“Los caídos alimentan la base moral en la que se fundamenta esta profesión”. Con estas palabras, el comandante general de Melilla, José Miguel de los Santos, rindió homenaje al teniente de la Legión Jesús Aguilar, muerto de un disparo en Mostar (Bosnia-Herzegovina) en junio de 1993, cuando participaba en una misión humanitaria en la guerra que asolaba los Balcanes.
Ayer, la Legión celebró en el Palacio de Exposiciones y Congresos la conferencia y mesa redonda ‘Vida y muerte del teniente Jesús Aguilar’, en la que participaron varios de sus compañeros de armas. Ante un auditorio lleno a rebosar, evocaron con emoción la figura de este legionario cuando se cumple un cuarto de siglo de su fallecimiento.
Guerra de Yugoslavia
Hace 25 años, la antigua Yugoslavia se desangraba en una guerra intestina que vivió sus episodios más terribles en suelo bosnio. Allí, serbios, croatas y bosnios musulmanes se enfrentaron en una contienda atroz, la más grave que se ha vivido en suelo europeo tras la Segunda Guerra Mundial.
Para mediar en el conflicto, distintos países, entre ellos España, enviaron tropas que se integraron en los Cascos Azules de la ONU.
En junio de 1993, Jesús Aguilar se encontraba al mando de un vehículo BMR con el que los militares españoles habían transportado medicamentos a un hospital croata.
Tras ello, se encaminaron hacia el hospital bosnio musulmán para hacer lo propio. Sin embargo, “en un paso estrecho en el puente de Tito”, según contó ayer a El Faro el hoy brigada Inocencio Moreno, uno de los legionarios que participaban en esa misión, francotiradores “abrieron fuego de forma repentina, muy violenta. El teniente fue herido en el cuello”. La gran pérdida de sangre le hizo perder el conocimiento y, poco después, la vida. Aunque llegó una ambulancia para trasladarlo a un hospital, nada se pudo hacer por salvarlo.
Mesa redonda
En la mesa redonda participaron, aparte del brigada Moreno, el coronel Castilla, del Tercio Gran Capitán, y otros oficiales y suboficiales, varios de ellos compañeros de Jesús Aguilar.
El teniente coronel Fernando de la Torre, compañero y amigo del homenajeado, hizo una emotiva semblanza en la que subrayó: “Si yo soy oficial del Ejército es gracias a él”, pues fue Aguilar quien lo animó “con su sonrisa” a “tirar para delante” cuando pensaba “desistir”.
En el homenaje estuvo presente la viuda del teniente Jesús Aguilar, así como otros familiares cercanos.