La responsable de la Unidad Contra la Violencia de Género de la Delegación del Gobierno en Melilla, Elena Fernández Treviño, anunció ayer que se está trabajando para poner en marcha un paquete de medidas con el que mejorar el enfoque y la resolución de los casos de violencia machista y trata de personas en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI).
En rueda de prensa, Treviño señaló que este centro es un espacio el que conviven unas mil personas de distintos sexos, idiomas y países, pero “aunque conjuga una serie de especificidades muy concretas, no es ajeno a la realidad que se vive en el resto del mundo” en relación con esta cuestión.
Radiografía
De hecho, aseguró que a él también llegan casos de violencia de género, y de trata de mujeres, por lo que se está trabajando “para tener una mejor radiografía y diagnóstico de lo que sucede y elaborar herramientas más específicas para abordar los casos que se den y también intervenir y garantizar la seguridad de las víctimas”, puesto que en el CETI se conjugan “una serie de especificidades muy concretas”.
Treviño entiende que en este trabajo es necesaria la participación de profesionales especializados, tanto de organizaciones con experiencia como pertenecientes a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con formación específica en esta materia.
“Estamos trabajando con todos los agentes implicados para diseñar acciones conjuntas en colaboración con el CETI, la Policía, Guardia Civil, ACNUR [Agencia de la ONU para los Refugiados], Melilla Acoge y otros agentes que se podrán ir sumando”, avanzó.
La responsable de la Unidad Contra la Violencia de Género de la Delegación del Gobierno en Melilla explicó a los medios que se va a convocar una primera mesa a principios de noviembre implicando a todos los agentes que trabajan la cuestión de la trata y de la violencia porque, según destacó Treviño, “es muy importante para una detección y atención para las mujeres que hayan podido padecer o padecen esta problemática”.
Procedencia
Treviño detalló que el 20% de las mil personas que residen en el CETI son mujeres, lo que supone unas 200 frente a casi 800 hombres. Del total de féminas, 52 de ellas llegan del África Subsahariana mientras que las otras 150 proceden de distintos países.
En cuanto a las del África Subsahariana, Treviño aseguró que “casi todas vienen envueltas en esta problemática de la violencia y la trata de personas”.
Por ese motivo, indicó que se hace necesario “contar con un mecanismo de detección, atención y seguimiento de estos casos”, al tiempo que reconoció que estas situaciones de maltrato y trata se siguen dando incluso dentro del centro. En el caso de las redes de trata, apuntó que “son muy difíciles de desactivar”.
Treviño incidió en que con estas nuevas acciones se busca que “el CETI no sea una isla”. “La Delegación busca dar una respuesta”, explicó. “Queremos hacer una radiografía y contar con ONGs nacionales con trayectoria en esta cuestión, como con Esperanza Adoratrices”, adelantó.