Un mensaje de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Humillado y María Santísima de la Piedad en las redes sociales hacía temer lo peor. Se necesitaban hombres de trono porque muchos que salieron el Martes Santo se habían borrado de la lista y era preciso disponer de portadores porque, de los contrario, la bellísima imagen de la Piedad se quedaba en el templo.
Afortunadamente, muchas personas respondieron al llamamiento. Tantas, que el trono salió con 71 voluntarios de los habitualmente 54 que suele llevar el trono. El hermano mayor, Andrés Domínguez, lo contaba emocionado a El Faro porque algunos de ellos incluso no pudieron salir con la túnica y lo hicieron directamente con un traje oscuro y la capucha negra típica de esta hermandad.
El caso es que María Santísima de la Piedad salió a la calle y Melilla se impregnó de su dolor por la muerte del Hijo que lleva en su regazo. Preciosa la talla, que data de 1990 y ha sido restaurada primero por el artista Francisco Javier Atencia y ya más recientemente por la joven licenciada en Bellas Artes Bárbara Botello.
A las nueve en punto de la noche, esperada en los alrededores de la iglesia Castrense por decenas de melillenses, la Piedad salía para realizar su estación de penitencia. Antes de iniciar su recorrido, la Guardia Civil, que le presta la escolta al trono de misterio, le regaló un tricornio y le pidió por los dos agentes asesinados hace unas semanas en Barbate, así como por todos los miembros de esta fuerza de seguridad.
Por su parte, la joven Aitana Jiménez le entregó el ramo de flores que habitualmente ofrece la Congregación de la Victoria a todas las vírgenes que procesionan en la Semana Santa melillense.
Y a partir de ahí se inició el recorrido, que esta vez no pudo contar con la música de capilla que siempre lleva en sus procesiones. Fue un único tambor, tocado por el niño Pablo Torres, el que marcaba la cadencia del cortejo.
Guiados por el capataz principal Juan Ruíz y por el capataz de cola Juan José Lorens, el trono se dirigió hacia Ejército Español para subir por López Moreno y empezar la carrera oficial en la parte alta de la Avenida Juan Carlos I.
Un buen número de nazarenos, ataviados con la túnica negra y la capa azul propio de esta Cofradía, acompañaban en esta estación de penitencia, que se recorrió cerca de las doce de la noche.
La Piedad se ha convertido en una de las salidas imprescindibles del Viernes Santo en la Semana Santa de Melilla, si bien desde 1990 hasta 1993 procesionaba el Jueves Santo.
Hasta ahora, ha sido la única que ha estado acompañada por música de capilla. Fue en abril de 2014 y coincidiendo con su veinticinco aniversario cuando empezó a utilizar este tipo de acompañamiento gracias al Grupo Orfeus que, sin embargo, este año no ha podido participar en la procesión.
Ya en la tribuna de la carrera oficial, el pater David Sevilla realizó la tradicional oración en la que pidió avanzar en el amor fraterno y que la Virgen nos ayude a ponernos en actitud de servicio y ayuda al hermano que lo necesite. Concluyó con el Padrenuestro y el Ave María.
Cristo de la Buena Muerte
Como viene siendo habitual en los últimos años, María Santísima de la Piedad salió a la calle precedida del Cristo de la Buena Muerte o Cristo de las Cinco Llagas.
Es una tallen madera y policromada que data de mediados del siglo XX. Estuvo en la Capilla del Regimiento de Regulares 52 en el Acuartelamiento de Santiago. Cuando el Regimiento se trasladó a la Base Teniente Flomesta la imagen se reubicó en el coro de la Parroquia Castrense de la Inmaculada Concepción.
Con motivo del XXV aniversario de la Cofradía Castrense de Nuestro Padre Jesús Humillado y María Santísima de la Piedad, el Viernes Santo de 2014 salió en procesión, a hombros de Veteranos del Ejército y cofrades, en sustitución de las andas de la Cruz Desnuda. Desde entonces forma parte del cortejo procesional.
Habitualmente son los miembros de la Hermandad de Veteranos de Regulares los que se encargan de portar esta Cruz.
La Cofradía Castrense cuenta con un importante número de jóvenes procedentes de la propia parroquia, lo cual da cuenta de cómo la Semana Santa está calando entre la juventud melillense, mucha de la que sigue las procesiones desde las salidas de los sagrados titulares hasta su recogida, aunque ésta se produzca de madrugada, como es el caso de la Flagelación.