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Inicio » Editorial

La impertinencia del secretario de Estado de Sanidad

Critica lo que ingresa la prensa por publicidad pero no trae ni una sola medida nueva para mejorar el servicio

por Redacción El Faro
09/10/2024 08:00 CEST
La impertinencia del secretario de Estado de Sanidad

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El secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, ha demostrado ser un auténtico impertinente en su visita a la ciudad, donde ha actuado más como el activista político que tanto le gusta a su jefa, la ministra Mónica García (Sumar), que como un cargo institucional dependiente del Gobierno de España, que cobra de nuestros impuestos, del de todos los españoles, no solo de sus compañeros de partido sino también de los afiliados a otras organizaciones políticas, entre ellas el Partido Popular.

Fue impresentable el argumento que utilizó para criticar al Ejecutivo de Imbroda y la supuesta falta de presupuesto para realizar los cribados de cáncer en Melilla. Asegurar que hay "dos millones de euros para los medios de comunicación afines" y no hay dinero para realizar esas pruebas demuestra su demagogia, además de poner de manifiesto una torpeza política muy pocas veces vista en representantes ministeriales que viajan a Melilla.

Poner en una balanza el dinero de los cribados con el de la publicidad a la prensa se queda pequeño ante ejemplos tan sangrantes como que el Ministerio de Sanidad se niegue a financiar hasta cincuenta medicamentos para tratar enfermedades graves y sin otra alternativa similar en el mercado, mientras el Gobierno de Sánchez gasta 270 millones de euros en regar las cuentas de sus medios afines. Es decir, el Ejecutivo al que pertenece Javier Padilla se gasta en publicidad un 73,5% del presupuesto total de Melilla para todo un año.

Lo que debe hacer un secretario de Estado en una materia tan sensible como es la Sanidad de la población melillense es traer la cartera llena de soluciones inmediatas a los problemas, que son muchos, del sistema público. Pero no, Padilla prefirió mostrarse como el hooligan partidista que es y tomarle el pelo a los contribuyentes que lo mantienen económicamente, viniendo tan solo para hacerse la foto en el recién abierto servicio de urgencia de la calle Álvazo de Bazán después de un año de obras.

Lo demás le da igual. ¿Dijo alguna cosa nueva relacionada con sus competencias en Melilla? Absolutamente nada. Volvió a la cantinela de que ellos han hecho mucho más que el PP en la Sanidad, que van a sacar tremenda oferta de empleo (eso sí, no dijo cuándo), que están trabajando para incentivar a los médicos mediante talón bancario (tampoco se sabe a partir de qué fecha) y poco más.

Todo son futuribles y los ciudadanos están muy hartos ya de que su asistencia sanitaria sea de las peores de Europa sin que aquí nadie en el Ministerio asuma la responsabilidad de las mejoras, coja el timón y se ponga a trabajar de verdad. Javier Padilla, a la vista de cómo está el servicio en la ciudad, no está precisamente para criticar nada y mucho menos una cuestión interna de la ciudad como son sus gastos.

Hasta que su casa no esté perfectamente impoluta más le vale tener la boca cerrada porque lo único que consigue con esa actitud es que se le recuerde que el Consejo General de Colegios Médicos de España se ha visto en la tesitura de tener que enviar un escrito al Parlamento Europeo para denunciar "la alarmante situación" de la sanidad en Ceuta y Melilla.

En definitiva, Padilla incurrió en una impertinencia propia de la soberbia de quien se cree en posesión de la verdad absoluta mientras guarda cientos de cadáveres en su armario. Más le vale dejarse de comparaciones demagógicas y dedicarse a lo que debe y por lo que cobra, y muy bien, cada mes.

 

Tags: Editorial

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