Kenia denunció este miércoles en la ONU la "brutalidad de las fuerzas de seguridad" contra los migrantes africanos que intentaban entrar en España saltando la valla de Melilla en el incidente del pasado viernes, en el que murieron 23 personas de origen subsahariano.
El representante keniata en la organización internacional, Mike Kiboino, hizo unas declaraciones en la sede de Naciones Unidas tras interceder para que el Consejo de Seguridad fuera informado de los "hechos" acaecidos en Melilla, que calificó como un "ataque horrible a migrantes africanos".
Kiboino, que pidió a las autoridades investigar lo sucedido, señaló que no solo espera una "condena", sino "medidas prácticas que aseguren que actos como esos no vuelven a ocurrir en ningún sitio".
"Lo que ocurrió a los migrantes que trataban de entrar en el enclave español de Melilla es una violación flagrante" de los derechos humanos de los africanos y afrodescendientes, que "en lugar de ser protegidos fueron agredidos", sostuvo el diplomático, según una transcripción de sus palabras.
Kenia pidió este miércoles al máximo órgano de decisiones de la ONU que reconozca la "necesidad de seguridad de los africanos que están escapando de la guerra" y otros problemas y le instó a reclamar un "tratamiento humano de los africanos y la gente de ascendencia africana".
Recordó que el de Melilla no es un "incidente aislado" sino una tendencia de los últimos años, que ha visto a muchos afrodescendientes en viaje hacia Europa a través del mar Mediterráneo "sufrir violaciones extremas de sus derechos humanos", desde la muerte a la esclavitud o las agresiones.
Kenia dijo condenar el maltrato de todos los migrantes y refugiados, pero exigió "los mismos niveles de atención" para los africanos que huyen de conflictos como el seguimiento que se está dando, por ejemplo, a los desplazados por la guerra en Ucrania.
La ONU dijo ayer martes que tanto Marruecos como España hicieron un "uso excesivo de la fuerza" en la frontera en la valla de Melilla el viernes, donde murieron al menos 23 personas de origen subsahariano según las cifras oficiales del país vecino, y 37 según las ONG.
Hay que tener cara dura, para que sea el propio gobierno keniata quien denuncie estos hechos, cuando corresponde precisamente a estos gobernantes preguntarse a que es debida está huida migratoria de sus habitantes. Sin duda alguna también deberían de sincerarse y preguntarse a ellos mismos si gobiernan correctamente, o lo hacen bajo la hipocresía de aparentar ser democraticos y justos o tiranos y ambiciosos de poder y riquezas. Es posible que más bien sea lo segundo.