La zona sur del Mar de Alborán acumula en lo que va de año alrededor de 120 terremotos de una magnitud superior a 1.5, de los cuales siete han sido sentidos en Melilla, la mayoría en las últimas tres semanas, desde finales de febrero.
Lucía Lozano, sismóloga de la Red Sísmica Nacional del Instituto Geográfico Nacional (IGN), ha explicado en declaraciones a Efe que los terremotos sentidos han tenido “intensidades pequeñas”, de II o III en una escala de X, y con magnitudes comprendidas entre 3 y 4.3, caso este último registrado el pasado viernes por la noche.
Según la información del IGN, no se había producido en la zona ningún terremoto más importante que ese desde el 30 de noviembre de 2022, lo que ha provocado que la actividad sísmica en la zona se haya “reactivado un poco”.
Lozano ha asegurado que entra dentro de la situación que se está experimentando desde hace casi tres años, en concreto desde mediados de 2021, periodo en el que ha habido “dos terremotos muy sentidos” de magnitudes 5.1 el 28 de agosto de 2021 y 5.3 el 20 de mayo de 2022, cuyas intensidades fueron de IV-V.
Ese enjambre sísmico se suavizó en 2023 y, aunque ahora se está dando un periodo de mayor actividad, esta experta del IGN insiste en que es normal en esta zona debido a su proximidad a una falla importante, como es la de Al-Idrissi, que cruza la parte sur de la cuenca de Alborán y que “debe estar bastante fracturada”, con sistemas de fallas importantes.
Asimismo, esta sismóloga ha aclarado que esta actividad sísmica que se está registrando no ha sido desencadenada por el importante terremoto de magnitud 6.8 que sufrió Marrakech (Marruecos) en septiembre del año pasado, de gran virulencia al elevar su intensidad a IX, que provocó cerca de 3.000 víctimas mortales y miles de heridos.
En este sentido, Lozano ha puntualizado que la actividad sísmica en la zona sur del Mar de Alborán ya se había iniciado desde antes que el terremoto de Marrakech y, además, son casos muy distantes, tanto en el espacio como en el tiempo.
No obstante, ha señalado que, en última instancia, todos estos terremotos de la zona de la Península Ibérica y norte de África están relacionados con el movimiento de la colisión entre las placas tectónicas que convergen aquí, que son la euroasiática y la africana.