En el aula quien cuida y enseña al alumnado es el profesorado. Y que éste se encuentre cansado, con desánimo, con estrés, frustrado, degradado o con una importante pérdida de ilusión, es la peor cosa que le puede pasar a la Educación.
En lugar de ser apreciados por nuestra administración y el resto de la comunidad educativa- cada curso escolar nos encontramos con más casos de denuncias de padres a profesorado/centros- los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza encontramos muchas dificultades fuera del aula, a las que se unen las que tenemos dentro: horarios sobrecargados, redactados curriculares imposibles de explicar y entender, imposición de metodologías –que van contra la libertad de cátedra- que no funcionan; cantidad de alumnado por aula con diversos problemas de aprendizaje; una falsa innovación con infinitas complicaciones burocráticas, etc.
De un tiempo a esta parte, el catálogo de tareas que se le atribuyen a la labor docente no para de crecer. Y los docentes en Melilla lo que queremos es tener menos alumnos por aula y más horas para coordinarnos y atender a las familias, más especialistas para atender la diversidad y los nuevos problemas psicológicos del alumnado que van en aumento de forma significativa tras la pandemia.
Hay que escuchar a las maestras y profesores, devolver la dignidad y el respeto que nos merecemos. Sin respeto no hay educación posible, sin ilusión es difícil educar y sin los recursos necesarios es del todo imposible.
Estamos hartos de tanto papeleo, de ser personal administrativo, que nos quita para preparar clases y corregir exámenes. Y entretanto el sistema aguanta gracias a los docentes que suplimos como podemos la falta de recursos para la efectiva integración que se merecen los alumnos y alumnas.
A nivel nacional y de forma general, ser docente se ha transformado en una profesión de riesgo -especialmente en adolescencia- que está provocando la “deserción” en las filas docentes, cada semana nos encontramos que listados y listados de plazas no encuentran sustitutos y una Administración que se ve abocada a saltarse la normativa, viéndose obligada a contratar a personas sin el requisito obligatorio del Máster en Educación; a tal punto ha llegado el caso que, en el ámbito de la FP y de la Enseñanzas Artísticas se ha potenciado la figura del experto en el sector productivo -antes llamado especialista- que, sin ningún tipo de titulación universitaria ni de Máster en Educación puede impartir clase. Asistimos pues a un doble “reemplazo”, por un lado de docentes por personas sin acreditación pedagógica y didáctica -con unas condiciones laborales precarizadas- y por otro, un reemplazo de docentes por software; potenciando las plataformas telemáticas/on line de enseñanza. Sin ir más lejos, en estas semanas recibimos los lamentos del profesorado que atiende los Bachilleratos nocturnos en otras regiones, que han sido informados de la sustitución de las clases presenciales por la modalidad on line para el alumnado, con la consiguiente eliminación de cupos.
En Melilla, se suman otros problemas como las elevadas ratios, las falta de sustituciones del todo el profesorado en situaciones de baja laboral, independientemente de la especialidad, cargo o duración de dicha falta, la escasez de recursos para una verdadera integración de nuestro alumnado, que todos los técnicos que nos ayudan estén durante todo el curso, como los de infantil o los cuidadores, también el personal de administración y servicios como conserjes y administrativos, la falta de concreción del ministerio en la nueva legislación educativa y la escasez de reglamentación y la actualización de la misma, etc.
Por otro lado, el profesorado exigimos una mejora del ambiente escolar y de la convivencia en los centros educativos. Exigimos poder participar como lo hacen otras comunidades en foros oficiales de convivencia, para facilitar que estemos representados y se escuche nuestras quejas y dificultades en este sentido. Es un problema educativo importante. El ambiente escolar en nuestros coles e institutos debe mejorar. Por la salud del alumnado, del profesorado y del resto de trabajadores de la enseñanza.
El Ministerio debe comprometerse con la Educación en Melilla. Debe facilitar el diálogo directo entre el profesorado y los representantes legales de los mismos. No queremos seguir con las escasas reuniones del Grupo de Trabajo de Ceuta y Melilla que de nada sirven para mejorar las condiciones de trabajo y la salud de los docentes de Melilla.
Decimos ¡basta ya! Exigimos que nos escuchen. Que exista un compromiso real del Ministerio por mejorar nuestras condiciones de trabajo que redundará directamente en la mejora de la calidad de la educación en Melilla.
Le ha faltado poner: “saludos, ya son 25 años sin dar clase”. Nos venden por conseguir liberados sindicales y ahora se quejan. Igual que el sindicato que regalaba neveras en las elecciones sindicales.
Menuda banda.