Mustafa Hamed (Melilla, 1964) es, sin duda, una persona muy popular en Melilla. Quién no lo recuerda trabajando en Los Polillas o en el Centro Hijos de Melilla. Es en este último lugar donde mantiene un encuentro con El Faro.
-¿Cómo le va la vida?
-No me puedo quejar, la verdad. Le doy gracias a dios por la vida que estoy llevando.
-¿Dónde anda ahora mismo?
-Estoy trabajando en el bar Cinema, en el centro. La cosa me va regular.
-¿Qué es lo que más y lo que menos le gusta de su trabajo como camarero?
-A mí, la hostelería me encanta. La llevo en la sangre de toda la vida. Me gusta el trato con las personas, con educación, y saber que se van contentos. Lo que más me gusta es ver que, cuando termino un servicio, los clientes se van felices. Lo que menos, como todo, es que siempre hay algún borde, alguno que se cree que el de la hostelería es un trabajo de un sirviente y no es agradecido. Eso pasa algunas veces, pero son muy pocas.
-¿Puede contar alguna anécdota que le haya sucedido ejerciéndolo?
-Tengo muchas. Ha pasado mucha gente por Melilla. Cuando yo tenía mi negocio, trataba a los clientes como a la familia. Compraba fruta para regalársela como postre. Compraba melones, o sandías, o naranjas, o mandarinas. Y acababan de comer y les ponía eso y un chupito.
-¿Y qué es lo más curioso, o extraño, que le ha pasado en su vida?
-Una vez trabajé en Málaga en una fábrica de cerámicas después de licenciarme. Por las noches, cerámica y vendiendo por las mañanas en el rastro. Mi primera experiencia de joven.
-¿Cuáles son sus próximos retos?
-Jubilarme, vivir la vida y cuidar de mis nietos e intentar disfrutar de ellos.
-¿Cómo ve el futuro de Melilla?
-Como siga así, mal.
-¿Cuál es su expresión melillense favorita?
-Ahora mismo no me sale ninguna.
-¿Y su rincón favorito de Melilla?
-Yo antes era muy fan del Aragón. Salía todos los fines de semana y los domingos que no trabajaba y los lunes iba mucho a comer ahí. Ahora no tengo tiempo y no salgo mucho, la verdad.
-Explique su filosofía de vida…
-Si haces algún bien y ayudas en algo, no mires a quién. Intenta no mirar por encima del hombro y sí mirar adelante.
-Diga un lugar al que le gustaría viajar.
-Me gustaría recorrer todo Marruecos.
-¿Viajaría al futuro?
-Sí.
-¿En qué época histórica le habría gustado vivir?
-En los 80. Los viví, pero me gustaría volver a ellos.
-¿Usa mucho las redes sociales?
-Un poco.
-¿Cuál es su color favorito?
-El azul.
-¿Qué música suele escuchar?
-Me gusta toda la música de los 80 y los 90.
-¿Cuál es su comida favorita?
-Los platos de olla y el pollo. Tajín de pollo o de carne, los callos, pescado también…
-¿Y la bebida?
-Mi cervecita cuando encarta y mi refresco cuando toca.
-¿Cuál es su época del año preferida?
-La primavera, la primavera.
-¿A qué dedica el tiempo libre?
-A tumbarme y no hacer nada.
-¿Qué prenda de ropa no falta en su armario?
-Yo soy muy sencillo: pantalones, camisetas de manga corta y camisas normales.
-¿Tiene miedo a algo?
-¿Sinceramente? No.
-¿Cuál es el mejor consejo que le han dado?
-Me han dado muchos y no me acuerdo de quién me dio este, pero nunca hay que mirar por encima del hombro a nadie.
-¿Y el mejor que ha dado usted?
-Yo no suelo dar consejos.
-¿Cuáles son su mejor y su peor recuerdo?
-Mi mejor recuerdo, el nacimiento de mis hijas. El peor, la muerte de mis padres.
-¿Cuál era su asignatura favorita en el colegio?
-Ciencias de la Naturaleza.
-¿Y cuál odiaba?
-Las Matemáticas.
-Una manía.
-(Se ríe) Soy muy maniático.
-¿Cuál es su animal favorito?
-El gato.
-Finalmente, diga una habilidad suya que nadie conozca.
-Ahora mismo estoy cascado, viejo. Ya las habilidades se me han ido, pero me gusta mi trabajo. En todo caso, mi habilidad es mi trabajo. Me gusta ser responsable, estar pendiente de todo y ser activo.