Esto tiene más prórrogas que la primera Copa del Rey, aquella que se llevó el histórico y formidable Real Betis Balompié, en una noche heroica en la que después de innumerables avatares y penaltis conseguimos vencer al Athletic Vizcaitarra, y la minoría bética se impuso con elegancia y señorío a aquellas tribus gritonas y sin romanizar. Yo estuve esa noche en el Vicente Calderón o el Manzanares o como se llame ahora ese recinto.
Pues como uno ya no sabe si está en los descuentos o en los lanzamientos desde el denominado ‘punto fatídico’, aquí pongo nuevas voces espigadas en estos tiempos de desolación.
Habrá observado el lector, que los cronistas del balompié llaman al punto del lanzamiento de los penaltis de la forma más arriba mencionada. Ignoro las causas de tal estigma a un lugar como cualquier otro del campo donde se celebran los reñidos certámenes que tanto apasionan.
Sólo ese lugar es denominado así. A nadie se le ocurre llamar al área chica ‘la fatídica área chica’, ni al centro del campo el ‘fatídico centro del campo’.
Misterios. Misterios como las estadísticas de Simón y su clandestino ejército de ayudantes.
Vamos a lo que vamos:
Barra (del bar): Oscuro objeto de deseo de los que frecuentamos los bares.
Illa, Simón, y demás cráneos dirigentes la tienen tomada con esta parte del bar de donde estos toman su nombre.
Demuestran que son gentes sin gusto ni paladar. Yo, desde luego, no me imagino a Simón departiendo con Illa unas cañas con su ejército de ayudantes.
No sé la razón de la inquina que los ‘expertos’ y asesores misteriosos profesan a la parte más noble de los bares. Lo cierto y verdad es que las estupidas medidas prohibiendo el que tomemos una cruzcampo fresquita o una manzanilla helada perjudican a los miembros de la ilustre cofradía de los taberneros y a los que somos leales a la institución.
No saben estos especímenes que en las barras las relaciones se ajustan, el ingenio se afila, la sabiduría sedimenta.
Todo de lo que carecen Illa, Simón y compañía.
En fin, no sé... Pero es otro misterio insondable como el de las estadísticas.
Estadísticas: Popular palabra que no ha dejado de salir a la palestra en estos días atroces.
Desde luego eso de que son “estudios que reúnen clasifican y recuentan todos los hechos que tienen unas características comunes , para poder llegar a conclusiones”, no se compadece con la saltatoria y caprichosa interpretación que Simón y sus clandestinos colaboradores hacen de cualquier aspecto derivado de la virica invasion.
Yo creo que eso de la ‘nueva normalidad’ consiste en destruirlo todo. En eso están. También destruirán las estadísticas, tal vez a nuestra forma de vida que ya no será igual. Al tiempo.
Fallecidos: Si no fuera por el respeto que deben merecernos los fallecidos a causa de la pandemia, el término daba mucho de sí.
Pero uno tiene creencias cristianas y es muy dado a guardar permanente recuerdo a los que “nos precedieron con el signo de la fe y duermen el sueño de la paz”. Eso al menos, era lo,se decía antes en las solemnes misas de réquiem. Ahora con la plebeyez que rodea a toda la liturgia sabe Dios qué dirán.
Lo cierto es que, de pronto se eliminan a dos mil fallecidos en un abrir y cerrar de ojos, para desconcierto del personal.
Además de ser una falta de respeto, empiezo a pensar que Illa, Simón y demás cráneos han sido tentados por la Fe y creen en la resurrección de la carne y en la vida eterna. Ojalá.
Guantes: Adminículo que antes de la virica invasion era poco menos que un complemento de lujo en los atuendos de las señoras y de los caballeros.
Más que servir para guarecerse del frío, constituían un signo de distinción.
Hoy, es un bien escaso fabricado con vulgar plástico y aún más vulgares derivados, que buscamos como almas en pena tanto en farmacias como en ferreterías, como en los chinos, así como en Mercadona, Eroski y sitios similares.
En todos ellos la respuesta es que “llegan mañana”.
Tan esperado suceso y para decepción de mi curiosidad científica nunca se hace visible.
Será cuestión de esperar sin desfallecer en el ánimo.
Geles: Líquidos de misteriosas cualidades muy recomendado por científicos, epidemiologos y cajeras de supermercado.
Tras intensos debates se está llegando a la provisional conclusión de que lo mismo sirven para un roto que un descosido.
Lo mismo sirven para esterilizar las mascarillas que para limpiarse las manos o dejar limpios los cristales de las gafas.
Los hay de todos los tamaños y precios. Los que alcanzan, de momento, la más alta cotización son los denominados ‘geles hidroalcohólicos’ muy recomendados por el personal de las boticas o de los supermercados y desde luego por los chinos moradores en sus ubicuos y pingües negocios.
A mí no acaban de convencer desde que los vi colocados encima de las pilas de agua bendita de las iglesias católicas que son las únicas que frecuento, de momento, si no me echan las novedades en curso.
Cuando los vi en sitios tan sagrados,la verdad es que prefiero el jabón Lagarto.
Este al menos no engaña.
Marcha Real: Como todos sabemos es el himno nacional del Reino de España.
Si lo traigo aquí es porque en estos días de tribulación y espanto la he escuchado infinidad de veces en los balcones, en las terrazas, en los cientos de mensajes, washaps y otros medios de comunicación social (como decían antes los portavoces de la Convención Episcopal).
Lo bueno del cuento es que el personal no lo abucheaba, como es norma en las asilvestradas turbas del norte que aún están sin romanizar y que aprovechan los certámenes balompédicos para tal menester, aprovechando también, valga la redundancia, la conocida lenitud y molicie de los ‘gobiernos de España’, como ahora se dice.
Éstos miran para otro lado y no suspenden los certámenes donde ocurren el tradicional abucheo y no llevan a sus cabecillas a la frontera, en jornadas ordinarias, a pie y escoltados por la Benemérita.
‘Resistiré’: Popular canción que cantaba el denominado Duo Dinámico, popular conjunto formado por dos ciudadanos conocidos como Manolo y Ramón.
Casi nadie se acuerda del autor de la letra, el ciudadano Toro Montoro, don Carlos, lo que es una pena. Como siempre voy contra corriente, traigo aquí su nombre para que se le rinda el consiguiente culto de latria, si no fuese herejía, y menester fuera.
Ha estado a punto de convertirse en el nuevo himno de España, sobre todo en el primer mes de la vírica invasion.
Dado la condición del personal en general, espero, alarmado, lo que pueda suceder con la canción de marras en el futuro, de nuestras particulares pompas y circunstancias.
Libre: El personal, cuya voluble condición es cosa sabida, ha designado a este cántico como sustituto del tantas veces mentado ‘Resistiré’.
Yo creo que el personal está hasta donde se imaginan del secuestro domiciliario y con esta canción aspira a la libertad perdida y sabe Dios cuándo se tardará en recuperar.
La tal canción fue compuesta por los ciudadanos, Armenteros, don José Luis y Herrero, don Pablo, quienes la adaptaron a las características vocales del célebre cantante Nino Bravo.
Corría el año del Señor 1972 del pasado siglo.
Aunque se ha abierto paso en balcones,terrazas y azoteas,no es ni con mucho, aspirante al nuevo himno de “la nueva normalidad”, entre otras cosas porque al personal le gusta más la resistencia que la libertad.Asi nos va.
Por hoy ni el tiempo ni el espacio dan para más. La próxima semana, Deo volente, seguiremos con el tema.
Que no le falte agua al elefante.